martes, 24 de octubre de 2017

UN ANTIGUO REACTOR NUCLEAR, DE 2 MIL MILLONES DE AÑOS DE ANTIGÜEDAD...

UN ANTIGUO REACTOR NUCLEAR, DE 2 MIL MILLONES DE AÑOS DE ANTIGÜEDAD...

Siempre salen a la luz casos de hallazgos impresionantes sobre posibles civilizaciones inteligentes que vivieron en nuestro planeta hace millones de años.

En la mayoría de ocasiones, la veracidad de dichos casos es difícil de demostrar, pero en otros, se llevan a cabo numerosas investigaciones y experimentos para poder llegar a una conclusión, y en algunos casos se encuentran respuestas impresionantes; otras, simplemente se trata de Falsificaciones o Fakes.


En el mes de mayo de 1972, un trabajador de una planta de procesamiento de combustible nuclear situada en Francia, notó algo sospechoso.

Supuestamente, este hombre realizó un análisis rutinario en el uranio procedente de una fuente de mineral aparentemente normal.

Como es el caso con todo el uranio natural, el material del estudio contenía tres isótopos, es decir, tres formas con diferentes masas atómicas.


Uranio 238, la variedad más abundante.

El Uranio 234, el más raro, y el Uranio 235, el isótopo más codiciado porque puede mantener una reacción nuclear en cadena.

En otras partes de la corteza terrestre, en la Luna e incluso en los meteoritos, los átomos de Uranio 235 conforman sólo el 0,720% del total. Pero en estas muestras, que venían del depósito de Oklo situado en Gabón (un ExColonia Francesa del África Occidental Ecuatorial), el uranio 235 constituía sólo el 0,717%.


Esa pequeña diferencia fue suficiente para alertar a los científicos franceses de que algo extraño había sucedido.

Algunos análisis posteriores demostraron que el mineral de al menos una parte de la mina estaba muy por debajo de la cantidad normal de uranio 235: unos 200 kilogramos parecían haber sido extraídos, cantidad suficiente como para hacer media docena de bombas nucleares. Científicos de todo el mundo se reunieron en Gabón para explorar este curioso fenómeno.


Ellos encontraron que el sitio donde se encontró el uranio era un reactor nuclear subterráneo muy técnico, más allá de las capacidades de nuestro conocimiento científico actual.

Este reactor nuclear surgió hace 1,8 mil millones de años y estuvo en funcionamiento durante unos 500.000 años, según las estimaciones de los científicos.

Los científicos investigaron la mina de uranio y los resultados se hicieron públicos en una conferencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica.



Los científicos encontraron restos de productos de la fisión y desechos de combustible en varios lugares dentro del área de la mina.

En comparación con este enorme reactor nuclear, nuestros reactores nucleares actuales son mucho menos impresionantes, serían simples aparatos primitivos.

Los estudios mostraron que el reactor nuclear de la mina de uranio era de varios kilómetros de longitud.

No obstante, para un gran reactor nuclear de esta categoría, el impacto térmico con su entorno se limitaba sólo a 40 metros en todos lados.


Lo que fue aún más asombroso, fue que los residuos radioactivos aún no se han desplazado hacia el exterior de la mina. Se mantienen en su lugar por la geología de la zona.

Es necesario comprender que, lo que fue tan increíble para todos, fue que una reacción nuclear se había producido hasta que el plutonio (un subproducto) fue creado, y que la propia reacción nuclear se había “moderado”, lo que supuso por un largo período de tiempo el “santo grial” de la ciencia atómica.


La habilidad para moderar la reacción significa que una vez se ha iniciado una reacción, uno era capaz de aprovechar la potencia de salida de una manera controlada, incluyendo el tener la habilidad para evitar la explosión y la liberación de toda la energía de una sola vez.

Frente a estos resultados, la comunidad científica considera que la mina es una reactor nuclear “natural”.

Llegaron a la conclusión de que el mineral se habría enriquecido hace mucho, 1.8 mil millones de años, para producir espontáneamente una reacción en cadena.


Concluyeron además que el agua había moderado la reacción al igual que los reactores nucleares modernos utilizan varillas de grafito y cadmio para que sus reactores no llegan a un estado crítico.

Además, varios especialistas en ingeniería de reactores comentaron que en ningún momento en la historia geológicamente estimada de los depósitos de Oklo, el mineral de uranio se enriqueció lo suficiente en U-235 como para que una reacción natural tuviera lugar.


Incluso cuando los depósitos se formaron primero debido a la lentitud de la desintegración radiactiva del U-235, el material fisionable habría constituido sólo el 3% de los depósitos, un nivel demasiado bajo para conseguir una reacción nuclear.

Sin embargo, una reacción nuclear tuvo lugar aquí (o al menos, es lo que se cree), lo que sugiere que el uranio original era mucho más rico en U-235 que lo que una formación natural pudiera haber logrado ser.

Si la naturaleza no fue la responsable, entonces la reacción no tuvo más remedio que ser provocada artificialmente.


Por supuesto, no tardaron en surgir las teorías como: ¿Es probable que hace aproximadamente dos mil millones de años hubiera una civilización avanzada en Oklo?

Si la respuesta fuera afirmativa, dicha civilización era tecnológicamente superior a la civilización de hoy en día. No obstante, el doctor Glenn T. Seaborg, ex jefe de la Comisión de Energía Atómica de EEUU y Premio Nobel por su trabajo en la síntesis de elementos pesados, señaló que “para que el Uranio se queme en una reacción, las condiciones deben ser exactamente correctas”.


Sería necesario tener agua o algún otro moderador para frenar los neutrones liberados mientras que cada átomo es dividido de modo que se estén moviendo demasiado rápido como para ser absorbidos por otros átomos, manteniendo la reacción en cadena.

Por otra parte, el moderador y el combustible deben ser extremadamente puros. Incluso unas pocas partes por millón de contaminantes, como el boro, podrían “ENVENENAR” la reacción, llevándola a un punto de interrupción. “¿Cómo pudieron surgir las condiciones necesarias bajo tierra en dichas circunstancias naturales?”, preguntó Seaborg en la Revista Time, en el año 1972.


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