TIPS PARA DEJAR DE ACTUAR…
COMO
“SALVADOR” DE LOS DEMÁS!
Si usualmente asumes la
responsabilidad y pretendes resolver los problemas de otras personas,
especialmente: Padres, Hijos, Hermanos, o Pareja, muy probablemente sufres “EL
SÍNDROME DEL SALVADOR”, una manera insana de relacionarse con los
demás, cuyas consecuencias dañinas no sólo te afectarán a ti, sino también al “salvado
o víctima”, aun cuando ambos no detecten inicialmente el perjuicio o la
manipulación, que les causa.
Los factores que originan esta
nefasta manera de vincularse con otras personas, se asocian a: características
de personalidad, estilos educativos, exigencias de la sociedad y de las
personas con las cuales se relacionan, baja autoestima, búsqueda de aceptación
y aprobación, deseo de ser necesitado y de ejercer control.
Este tipo de personas cuya misión es
solucionar los problemas ajenos, pueden hacerlo incluso cuando no se solicite
su ayuda, gozando de especial habilidad para detectar individuos que sean
compatibles con ellos, es decir, que hagan el rol complementario de salvado o
víctima y que se muestren receptivos ante la personalidad “resolutiva” del
salvador.
EL SALVADOR DEBE APRENDER A QUERER AL
OTRO, SIN NECESIDAD DE SENTIRSE RESPONSABLE DE SU VIDA PRINCIPALMENTE, PORQUE
EN REALIDAD NO LO ES y no está obligado a hacerlo; pero al hacerlo
el daño que le puede hacer, es de anularlo e incapacitarlo, sin querer.
Asimismo, debe amarse más a sí mismo,
encontrando un espacio para ocuparse de sus sentimientos y sus necesidades.
Sólo conociéndose y enfrentando sus
miedos podrá relacionarse con personas disponibles emocionalmente con las que
pueda compartir en igualdad de condiciones.
Resolver todos los problemas de
nuestros familiares o allegados significa impedirles que desarrollen la
confianza en sus propios recursos personales.
Esta relación es doblemente tóxica
porque ni el salvador ni el salvado o víctima se ocupan de sus necesidades.
TIPS PARA MODIFICAR ESTA CONDUCTA
OCÚPATE DE TU VIDA PRINCIPALMENTE.
Empieza por ti, deja de querer
solucionar la vida de los otros. Responsabilízate de la tuya y enfócate en tus
metas y deseos. Disponte a resolver tus problemas, mira tú mundo.
Esto no quiere decir, que no vas a
apoyar y colaborar con tus allegados, cuando lo necesiten; solo que esto es muy
diferente a vivir en función de solucionar y responsabilizarte por las
vivencias de otros.
NO ERES UN SERVICIO DE AMBULANCIA
PERMANENTE… A LA ORDEN DE TU FAMILIA
RECONOCE QUE TIENES UNA VIDA PROPIA, UY ESA SI ES TU RESPONSABILIDAD.
Actuar como una heroína o héroe, con
el tiempo te producirá un inmenso desgate emocional y físico.
La vida es un trabajo y cansa.
Recuerda que tú también tienes una vida, responsabilizate de ella.
EXAMÍNATE.
Profundiza en los motivos personales
que te llevan a comportarte así, ¿cuál es
la razón por la cual necesitas sentirte indispensable o necesitado?, ¿desde cuándo la experimentas y, cómo se ha
manifestado esta conducta a lo largo de tu vida?, ¿en qué oportunidades o períodos te ha resultado beneficiosa?
Tomar conciencia del origen o motivo
de nuestra actitud es el punto de partida para modificarla.
Sé consciente de tus emociones y
trabaja tu autoestima ¿Si no te quieres a
ti mismo cómo podrán hacerlo los demás?
RENUNCIA A TU PAPEL DE CONTROLADORA O
CONTROLADOR.
Sin lugar a dudas detrás de tu
comportamiento, hay un alto grado de necesidad de controlar y ser
indispensable, aún a costa de tu propia felicidad y de anular al otro, sin
saberlo.
CONFÍA EN EL OTRO Y EN SU CAPACIDAD PARA RESOLVER SUS AUNTOS Y SU VIDA.
El hecho de que las cosas no se hagan
exactamente como a ti te gustaría, o cómo crees que tienen que ser, no significa
que estén mal hechas.
Probablemente eres un experto “SOLUCIONADOR”,
pero quizás tus allegados necesiten encontrar su propio camino y equivocarse.
El otro las hace a su manera; si no
le funcionan y lo requiere te pedirá apoyo. ¡Cuidado con el Perfeccionismo!
SÉ UN POCO EGOÍSTA.
No pienses sólo en ti mismo, pero sí
primero.
Esto liberará a los demás de tu
exceso de atención.
Es posible que se resistan a este
cambio, ya que los has acostumbrado a actuar como su salvador.
Pero tienes derecho a velar por tu
bienestar y felicidad.
Si la otra persona te exige seguir
asumiendo sus responsabilidades, sé asertivo, y firme en tu respuesta: Es
cierto, lo he hecho siempre, pero ahora no puedo.
Sin embargo, puedo decirte cómo
hacerlo.
Recuerda no eres imprescindible y te
sorprenderás lo que pueden hacer los otros cuando los dejas.
DEJA DE AMPARAR. Necesitas amar al otro sin querer dirigirlo.
Si buscas más amor, ámate más.
Decide qué quieres hacer para ti.
BUSCA AYUDA PROFESIONAL, “LA
NECESITAS”.
En ocasiones resulta muy difícil
romper esta dinámica tan arraigada a uno mismo sin ayuda, en caso de ser así,
no dejes de buscar ayuda terapéutica.
Definitivamente todos los excesos son
malos y los extremos se juntan.
¡Lo
ideal es acercarnos al equilibrio!
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