sábado, 30 de septiembre de 2017

HERIDAS EMOCIONALES MÁS COMUNES EN LOS NIÑOS, QUE SE REFLEJARÁN DE ADULTOS

HERIDAS EMOCIONALES MÁS COMUNES EN LOS NIÑOS, QUE SE REFLEJARÁN DE ADULTOS

Las heridas emocionales de la infancia se extrapolan hacia la adultez como si se acabaran de experimentar.

Toda vez que un niño aprende a comportarse, reaccionar, sentir y pensar de una manera le es difícil, cuando se hace adulto, cambiar su aptitud.


Según estudios de psicología existen heridas emocionales comunes de la niñez que influyen en cómo se ve y afronta la vida cuando crecemos.


EL MIEDO AL RECHAZO
Ya sea que este miedo sea o no infundado se basa en el miedo al rechazo social, a perder la protección de la figura de apego, entre otros factores.

El niño que tiene miedo al rechazo y crece con ello se convierte en una persona de baja autoestima, poco amor propio, que sacrifica sus opiniones para adoptar los criterios de los demás.


LA ANSIEDAD DE SEPARACIÓN
El temor a ser separado de sus padres y sentirse solo y abandonado durante la niñez forma a un adulto temeroso, tímido, siempre carente de afecto y por lo tanto inseguro y sumiso.


LA HUMILLACIÓN
Ser humillado lo mismo dentro del plano familiar que social cuando sus parientes o compañeros minimizan sus cualidades y se burlan de ellas, lo critican y lo desaprueban, forma lo mismo a un ser humano tímido y sufrido que tiránico y despiadado.


LA INJUSTICIA
El ser víctima de exigencias injustas o de reprimendas no acordes con sus faltas hace a un niño inseguro, desconfiado de todos y todo.

En la adultez puede convertirse en alguien pesimista y negativo que también opta por criticar de manera desmedida a quienes le rodean.


LA TRAICIÓN
Cuando los adultos no cumplen las promesas que le hacen y sus expectativas no se convierten en realidad el niño en cuestión puede terminar por ser alguien desconfiado y poco sociable.

Ahora bien, además de las anteriores existen otras 2 heridas emocionales que también son comunes y seguramente toda vez que te las planteemos nos darás la razón.


LA FALTA DE AFECTO
Creemos que la falta de afecto es una de las heridas emocionales que más daño hacen.

Quien crece despojado de afecto está condicionado a ser infeliz.

Se sabe que el afecto es tan necesario como los alimentos, el aseo o la atención de las enfermedades porque el cerebro, así como el resto del cuerpo, necesita ser estimulado y provisto de todo cuanto necesita.


Cuando los niños tienen carencia de afecto son más vulnerables a contraer enfermedades, perciben un retraso en su desarrollo físico, etc.


EL ABANDONO EMOCIONAL
El abandono emocional es otra de las heridas emocionales que aunque no se quiera, llegan hasta la adultez como si se tratara de una enfermedad genética.

Los hombres y mujeres que de niños se vieron privados de la cercanía de sus padres crecen sintiéndose vacíos y poco apreciados.


El abandono emocional es un suceso que se da cuando los padres, porque no tienen tiempo para estar con sus pequeños o porque no sienten afinidad por ellos, se mantienen alejados física y espiritualmente.


¿CÓMO NO CAUSARLE HERIDAS EMOCIONALES A MI HIJO?
·                     Dedicar más tiempo a su crianza atendiéndolo directamente todas las horas que puedas y no delegando su formación en terceros.

·                     Conversar los temas que le interesan, debatir sus puntos de vista y solventar sus dudas; ponte en sus zapatos con frecuencia.

·                     Nunca compararlo con los demás, si quieres que tu niño se comporte como otros y salga mejor en las pruebas, por ejemplo, estimúlalo a investigar y estudiar.

·                     Tratar sus miedos y no minimizarlos.

·                     Premiarlo, alabarlo, destacar sus cualidades y aplaudir sus logros. Así levantarás su autoestima.

·                     Prestar tiempo y en cualquier caso pedir ayuda especializada para tratar temas como la muerte de familiares, el divorcio de los padres, su timidez, la verdad de su origen (adopción), entre otras.

Estos son algunos consejos que bien se avienen a las características de todos los núcleos; sin embargo, la manera de no causarle heridas emocionales a un niño está en las manos y el actuar de cada familia.


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