LA CAPA NEGRA Y EL RELOJ DORADO
Por: Dra.
Karina Aumaitre
CAPITULO I: LA ABUELA.
Emma, así se llama mi única bisabuela, bueno no es la única en realidad, pero
es solo a ella a quien pude conocer al tiempo que me toco nacer, por estos días
las parejas esperan mucho tiempo para tener a sus hijos y ese más o menos fue
el caso de mis padres. Tiene 86 años y sus ojos son azules como si el mar se
hubiera fundido con el cielo, como caramelo azul de esos que pintan la lengua.
Ella pasa temporadas en nuestra casa, porque ya no puede vivir sola. Su esposo
murió cuando yo era aún muy pequeño como para recordarlo, pero lo he visto en
algunas fotos, se llamaba Abuelo Héctor, y también tenía sus ojos azules.
Un día cuando llegué a casa, la abuela estaba sentada en la cocina con
expresión angustiada, Que te pasa abuelita? le pregunté, es que estoy tan vieja
que creo que estoy perdiendo la cabeza, me contestó. No entendí a qué se
refería, entonces ella sirvió mi comida y comí sin volverle a preguntar.
Pasaron varios días y otra noche antes de dormir, fui a su cuarto y vi como las
lágrimas brotaban de sus hermosos ojos, de nuevo un rostro de angustia se
dibujaba en su blanca piel. Qué te sucede abuela? Entonces creo que quiso
contarme diciendo: Es que hoy fui al banco y en la puerta me pareció ver a tu
abuelo. Yo quise tranquilizarla diciendo: Tranquila, esos son tus recuerdos y
lo mucho que lo extrañas que te hacen verlo en todas partes. Ella dijo: es que
me ha pasado ya varias veces, y siempre lo veo como cuando lo conocí, con su
uniforme militar y de 18 años de edad. Quédate tranquila abuela, es que sueñas despierta,
a mí también me ha pasado muchas veces. Que descanses abuela, dios te bendiga
contestó.
Pasaron varios días más y un fuimos a comer helados y pasó algo insólito,
cuando estaba yo sentado frente a ella, pude ver a mi bisabuelo Héctor parado
como a cuatro metros de nuestra mesa. Limpié mis lentes de miope y volví a
mirar en esa misma dirección y allí estaba parado con su uniforme militar de
claro azul y correas blancas que corrían oblicuas por su pecho, zapatos
lustrosos de color negro y un sable de madera colgaba a un lado de su cintura.
Era como la foto las fotos que guarda mi mamá, muy joven mi abuelo. Mi cara
palideció y esta vez fui yo quien sorprendió a mi abuela. Ella miró en la
dirección donde yo tenía mi mirada fija de ojos desorbitados y entonces también
ella lo vio, lo vimos los dos.
Cuando ella quiso
levantarse hacia el abuelo, el ya no estaba allí. Pero lo vi, era cierto lo que
ella decía, no podía ser producto de mi imaginación, estaba seguro de lo que
vi, era mi bisabuelo en persona. Y muy desconcertados nos regresamos a casa sin
haber podido probar los helados.
CAPITULO II: LA GRAN MANCHA EN
LA HISTORIA DE LOS ALEMANES.
El abuelo Franklin siempre tiene una respuesta lógica para todas mis dudas,
cuando no sé algo o tengo dudas, siempre le pregunto a él, es el padre de mi
padre, es ingeniero mecánico y es profesor de la universidad, cuando llegué a
casa lo llamé, le dije: abuelo tienes que venir aquí ahora mismo, pero como
siempre está tan ocupado se tardó un poco en llegar y al fin después de más de
una hora de esperarlo, llegó a mi casa. Le conté la historia con sus detalles,
el abuelo la escuchó con atención y su cara era una mezcla de sorpresa y
alegría, como si lo que yo decía era la respuesta a sus preguntas y no al
revés. Cuando yo hube acabado mi relato, el abuelo inició el suyo…
Dany, conoces la historia del holocausto? Todo eso sobre los campos de
concentración y la matanza de más de 6 millones de judíos por parte de los
alemanes nazis. Bueno es todo aun peor de lo que se ha podido contar, no solo
mataron judío, si no también homosexuales, locos, niños y adultos con
diferentes discapacidades. Ellos pensaban crear una raza “Aria”, superior y
querían exterminar a todo aquel, que según sus propios criterios, eran personas
“inferiores”. Bueno eso ya pasó y fue más que horrible, pero los alemanes
siempre han tenido esa fea mancha en su historia, son señalados como los peores
asesinos de la historia de la humanidad, y más aún son considerados unos
cobardes por haberlo permitido. Entonces ellos (los alemanes), se han esforzado por reparar todo eso y han
construido la máquina del tiempo para regresar al pasado y eliminar a Adolf
Hitler cuando era tan solo un niño indefenso, y así evitar todas esas muertes
que luego el ocasionó cuando se puso al frente de la Alemania Nazi. Y lo han
logrado, han regresado al pasado, pero no han logrado cambiar la historia, han
ido e intentado matar personas e ideas, pero el resultado es siempre el mismo,
la historia no cambia y esas muertes irremediablemente ocurren una y mil veces.
En esos viajes es posible que personas del pasado retornen a nuestros días,
porque si es posible que una persona de hoy visite el pasado, también es
posible que alguien del pasado nos visite a nosotros en su futuro.
Abuelo: como sabes tú todo eso? Bueno Dany, estudié en Alemania y colaboré en
el proyecto secreto de la construcción de la máquina del tiempo. No podía dar
crédito a lo que el abuelo me decía! Pero bien pensado él era muy inteligente y
era cierto que estudió en Alemania y habla ese idioma, porque incluso he visto
las fotos de mi padre y mi tío Fernando que vivieron allá donde hacía mucho
frio. Entonces es posible que mi bisabuelo Héctor haya podido venir a nosotros,
eso explica que aún luzca de 18 años. Pero por qué no quiere hablar con mi
abuela?, Quizás sea porque no la reconoce, la abuela está ya muy vieja, y él no
esté seguro de que se trata de su esposa. Eso depende de cuantos viajes esa
persona haya hecho en la máquina del tiempo, se ha descubierto que mientras más
veces lo intentas, más difícil es comunicarte con las personas, es como si en
cada viaje vas perdiendo materia, como si cada vez te haces más inmaterial. Es
posible que tu abuelo lo haya intentado tantas veces que ya no pueda hablar. Se
dice que hay un límite de 8 viajes, antes de que sea muy peligroso volver a
intentar, puedes quedarte atrapado en un limbo del tiempo, como los fantasmas,
o algo peor, puedes dejar de existir.
Guao! Abuelo, no puedo creer todo lo que me cuentas. Será posible que yo pueda
conocer la máquina del tiempo y subir a ella? Para que quieres hacer algo así?
Bueno para ayudar a mi abuela y quizás pueda hablar con alguien más…
Estoy a punto de salir de vacaciones de verano y se me ocurre que podemos
viajar a Alemania y… detente Dany! Lo que me pides es muy ambicioso, debe
existir una buena razón, no te parece suficiente ayudar a la abuela?, Bueno
quizás se me ocurre algo más…
CAPITULO III: LOS SUEÑOS SIN
ACCION SON SOLO ILUSION.
Si viajar al pasado pudiera ayudar a más personas, como por ejemplo a los
ciudadanos de varios países? No te comprendo, explícame más. Bueno se me ocurre
hablar con una mente brillante y solicitarle ayuda para resolver varios
problemas de todos los habitantes de 7 países. A quién te refieres? Quién más
podría ser? Nuestro Libertador Simón Bolívar. Cónchale! Que interesante.
Tendremos que ir hasta allá donde está esa máquina, pudiéramos usar mis
vacaciones para ese proyecto. No crees que sea posible?
Todo es posible si así lo piensas y haces las acciones apropiadas para
lograrlo. Los sueños sin acción son solo ilusiones, para alcanzarlos debes
luchar por ellos, tener fe y fuerzas para moverte y atraparlos. Nos iremos a
Alemania y hablaremos con viejos amigos que estarán complacidos en ayudarnos a
conseguir lo que quieres Daniel.
CAPITULO IV: UN LARGO VIAJE Y
UN PENSAMIENTO SIEMPRE POSITIVO.
En el aeropuerto de Frankfort, haciendo escala hacia Berlín, sentados comiendo
salchichas con papas, se me ocurre que los niños no pueden subir a la máquina
del tiempo, porque es peligroso y debe de estar prohibido, pero el abuelo
insiste en no poner límites, ni pensar negativo. Lo lograremos. Todo es
posible.
Finalmente y después de muchas horas de avión y espera, arribamos a Berlín. Un
amigo del abuelo nos esperaba en el aeropuerto para hospedarnos en su casa,
Bertram era su nombre, alto, de piel muy blanca y cabellos canos que le
llegaban desordenados a los hombros, algo encorvado y de gigantes pies. Mi
abuelo Franklin hablaba en perfecto alemán; bueno al menos así parecía, pero
carecía de la fuerza y la rudeza con la que ellos hablaban, parecían estar
bravos o quererse imponer, con tono alto, hablaban duro como molestos, será por
esa horrible mancha en su historia?
Bertram vivía solo en una casa oscura llena de libros, parecía un lugar sin
orden, pero era agradable estar allí, era limpio y el caos era solo por los
miles de libros apilados en todos los rincones del lugar. Nos invitó la cena y
entonces el abuelo le contó las razones de nuestra visita, el lo recibió con un
rostro de lo que parecía más bien una buena noticia, parecía alegrarse,
entonces se acomodó en su silla y dijo: hace mucho tiempo que nadie ha osado
viajar en esa máquina, más de dos años o quizás tres. Honestamente me alegro de
que alguien más quiera hacerlo. Mañana al despertar iremos hacia ese lugar.
Me fue difícil dormir sin sueño, estaba muy cansado pero sufría los efectos de Jet-Lag,
son más de 6 horas de diferencia entre Caracas y Berlín, acá era ya tarde en la
noche mientras en casa debía ser aun temprano en la tarde, pensé en mi hermano
Diego, que estaría haciendo ahora, quizás entrenando en la piscina, me sentí
tan lejos de casa y lo estaba. Estaba al mismo tiempo emocionado de que todo
estuviera saliendo súper bien, sentía mucha ansiedad de saber cómo sería,
después experimenté miedo por la idea de que hacía mucho tiempo que nadie lo
había intentado. Sería algo muy peligroso? No debo pensar cosas negativas, todo
será posible y todo saldrá como conviene y con ese pensamiento me quedé
dormido.
CAPITULO V: UN COLGADERO DE ROPA SIN ROPA.
Eran casi las 10 de la mañana cuando abrí mis ojos desorientado de donde me
encontraba. Vi al abuelo que ya estaba vestido y con una enorme taza de café en
sus manos, era tan grande que debía sostenerla con sus dos manos y debía
contener como un litro de café. Me alisté y bajé a la cocina donde estaba
servido un modesto desayuno de pan y huevos para mi, si se me habían adelantado
o habían omitido su desayuno, preferí no preguntar y darme prisa para poder
salir.
En el trayecto el abuelo y su amigo charlaban en alemán y yo no entendía nada,
pero parecía una conversación muy amigable. Recorrimos casi 3 horas de un
camino en la afueras de la ciudad, hasta llegar a una línea de trenes que
traspasamos, detrás de la cual habían trenes viejos fuera de servicio. Al pasar
encontramos un viejo edificio de madera que lucía al punto de caerse con solo
aplaudir. Estacionamos en frente y bajamos del vehículo. Todo parecía tan viejo
y abandonado, nadie cuidaba la puerta y tampoco nadie más que nosotros estaba
allí. No tenía ventanas y era oscuro a pesar de que afuera hacía un claro y
caluroso día de verano. El Sr Bertram encendió las luces y entonces allí
apareció frente a nosotros, algo que más bien parecía un colgadero de ropa, con
dos astas de madera unidas por varios hilos de lo que parecían cables de cobre
que iban de palo a palo, en el centro en medio del colgadero estaba un circulo
hecho de vinil color rojo, con anillos blancos que me recordaron una diana de
lanzar dardos, era como del tamaño de una tapa de una olla grande y estaba
fijada al piso con gruesos tornillos metálicos negros. Y nadie trabaja aquí?
Pregunté. Hace varios meses que el proyecto fue desechado, porque no se
lograron los objetivos para los cuales fue construida esta simple máquina, luce
muy modesta pero hay aquí más de veinte años de trabajo e investigaciones, una
cantidad enorme de dinero invertido y el sueño de todo un país hecho polvo en
ella. Se hicieron varios viajes y en ninguno de ellos la historia cambió, más
bien policías nazis de la Gestapo y la SS logró colarse y venir a hacer más
daño al futuro. Entonces como lo haremos en forma segura? Pregunté, Bertram
contestó: no existe ninguna certeza de seguridad, simplemente te arriesgas, lo
haces y tienes fe de que todo saldrá bien y podrás regresar a salvo. Bueno entonces
hagámoslo ya! Contesté.
CAPITULO VI: LA ESFERA DE
CRISTAL.
Vamos abuelo! Y el abuelo contestó: hay un detalle que olvidé decirte, solo una
persona puede ir en cada viaje, debes ir tú solo, yo no podré acompañarte. Te
esperaré aquí y espero que regreses pronto sano y a salvo, de lo contrario no
sé qué voy a explicarles a tus padres que confiaron en mí. Sentí la sensación
de pánico más grande que había experimentado en mis 12 años, pero pasó como
llegó, muy rápido. Entonces dije una gran mentira que salió de mis labios sin
pasar por mi cabeza: estoy preparado y listo!
Colócate sobre el círculo rojo allí, toma esto en tu mano y no lo pierdas
por difíciles que se te tornen las situaciones, cuídalo y obsérvalo siempre a
salvo contigo. Me dio una esfera de cristal como del tamaño de un huevo
pequeño, que lucía los colores del arcoíris al darle la luz, la tomé en mi mano
y me coloqué en el círculo rojo. Me provocaba cerrar mis ojos, pero no lo hice,
sentí el accionar de una cuchilla eléctrica y luego millones de círculos de luz
blanca en movimiento giraban a mí alrededor. Sentí que mi cuerpo perdía peso,
como cuando te metes a una piscina, pero no te mojas, luego sentí como si mis
pies se elevaran del piso y allí no pude más y cerré mis ojos, entré en una
especie de tobogán en bajada súper veloz, pero sin brisa, era el vacío. Pasaron
aproximadamente 2 largos minutos cuando sentí un espantoso frío que helaba mis
huesos, de pronto mis pies estaban sobre hielo, todo era nublado frente a mi
cuando al fin abrí mis ojos, se despejó un poco la neblina y el frío era aún
más intenso por la helada brisa y caí en cuenta que era nieve por todo
alrededor.
CAPITULO VII: EL PASO DE LOS
ANDES.
Sentí de pronto extraños sonidos y miré hacia atrás, eran caballos enterrados
en la espesa nieve que parecían a punto de morir congelados. Vi personas de
aspecto bronceados con labios secos y heridas sangrantes en su cara, envueltos
en gruesas frazadas que parecían más bien harapos muy viejos y desgastados que
con mucha dificultad lograban dar un poco de calor a esos cuerpos atormentados
por ese clima inclemente, por instantes olvidé mi situación, al verlos presentí
que esas personan llevaban mucho tiempo atrapadas allí, de pronto el frio me
paralizó y me di cuenta que yo solo llevaba puestos unas bermudas con la
franela del Barsa. Grité para pedir ayuda, el frio era ya insoportable, no
podía ya sentir los pies; entonces lo vi, el mismo Libertador extendió su mano
para darme su propio abrigo negro, era como una gruesa capa con un hueco en el
centro por donde metí mi cabeza, no tenía idea de la hora que era, por eso solo
dije: Buenas! Y él contestó: Días! Son las once de la mañana del 2 de julio de
1819 y estás en el Páramo de Pisba, Provincias Unidas de Nueva Granada.
Presencias una hazaña militar sin precedentes, donde solo las fuerzas del
espíritu de estas personas que luchan por su libertad y la de su gente, los han
mantenido aún con vida en estas heladas tierras. Recitó con aire muy orgulloso.
Parecía como si decir esas palabras generaban el calor necesario para su cuerpo
sobrevivir a aquellas temperaturas. Eran como una poesía en forma de té
caliente que le llenaba de energías para continuar en esa lucha helada.
Entonces caí en cuenta de mi grave error, lo había logrado, pero olvidé quizás
debido al miedo y la ansiedad, preguntar cómo debía hacer para regresar y de
cuánto tiempo disponía, sin contar con otros detalles en los cuales prefería ni
pensar. En ese momento de reflexión, vi la esfera brillando en mi mano, estaba
tibia y emitía intensa luz. Decidí que luego encontraría la forma de regresar y
me dispuse a cumplir mi propósito. Metí la esfera en el bolsillo de mi pantalón
y me senté junto al fuego sobre unas cajas de madera en frente. Recordé mis
estudios previos sobre ese paso del libertador.
CAPITULO VIII: SUEÑOS DE
GRANDEZA.
“Bolívar tenía tres
opciones para marchar sobre la ciudad de Tunja, la primera por la salina
de Chita, el camino más
corto y cómodo para la tropa, pero también el más custodiado por las tropas
realistas debido a la amenaza que representaba Santander desde los llanos orientales, la
segunda vía era por Labranza grande, para llegar a Sogamoso, donde se hallaba
el cuartel realista, y la tercera ruta, por el páramo de Pisba, el camino más
inhóspito, pero sin vigilancia española.
Decidió tomar el
camino del páramo de Pisba, iniciando el ascenso a la cordillera, el día 22 de
junio de 1819. La mayoría de los soldados, procedentes de los llanos de
Venezuela y Colombia, no estaban aclimatados y que estaban mal equipados con
prendas para el frió, llevaron la peor parte, muriendo algunos en el camino, lo
mismo que los caballos del ejército. Parque y provisiones debieron de ser
abandonados por falta de animales para acarrearlos.
“El Libertador
cruzó Los Andes, siguiendo los pasos de uno de sus antepasados que lo cruzó por
el mismo sitio, por el paso más peligroso, el páramo de Písba a más de tres mil
quinientos metros. Los españoles al otro lado de la cordillera se sienten
seguros por aquella sierra eternamente nevada en medio del Ecuador. Los caminos
montañosos donde humanamente se puede transitar son pocos. El Coronel Barreiro,
quien los manda, ha cometido el error de dispersar a sus hombres en un largo
trecho. Lo que Barreiro jamás podrá imaginarse es que Bolívar pretende caer
sobre él a través de un pasaje inverosímil. Páez se ha negado a cruzar la
cordillera para liberar a los reinosos, como llama a los habitantes del Nuevo
Reino de Granada. Al llegar a Casanare los dos ejércitos se dividen. Al pie de
monte lo espera Francisco de Paula Santander con doscientos compatriotas suyos.
Tres mil hombres
acompañan al Libertador, a través del brumoso y helado Páramo; la nieve
paramera mete sus dentelladas en los cuerpos semidesnudos de los hombres de las
tierras bajas. El soroche o mal de páramo, que hace mullidos y mortales
colchones de la tierra helada. A muchos hay que azotarlos hasta la flagelación
para que abandonen aquel sueño de muerte. Muchos se niegan y se quedan para
siempre yertos en aquellas tierras heladas. Otros se despeñan con sus caballos
por los precipicios. El frío de la montaña cobra más víctimas que las fiebres
de los pantanos y las balas del enemigo. Bolívar no desmaya ante la adversidad.
En tono conmiserativo heroico o imperativo apuntala con sus palabras y amenazas
la marcha hacia el otro lado. Al llegar a la cumbre el sufrimiento y la muerte
alcanzan su paroxismo. Pero todos recuerdan. Antes la muerte y lo que sea, que
volver sobre sus pasos. Ahora tan sólo queda vencer o morir. Bolívar saca
cuentas de los tres mil hombres con los que inició el ascenso, han muerto mil
ochocientos. Con los mil doscientos que quedan y los patriotas neogranadinos,
que habrán de sumárseles tan pronto lleguen a bajo; tiene gente más que
suficiente como para echar de la Nueva Granada al Virrey Sámano y a todo el
ejército español”.
La idea del
libertador era liberar la Nueva Granada de los españoles y hacer de ella junto
a Venezuela un solo país que ha decidido denominar La Gran Colombia.
El 5 de julio de
1819, arribó la vanguardia a la población de Socha, haciéndolo
Bolívar al día siguiente con el grueso del ejército, cumpliendo así la azarosa
travesía.
CAPITULO IX: ESCULTORES DE LA
FLOJERA.
A ver, cuáles son
tus preguntas? Interrumpió el libertador mi sueño despierto. Se desde dónde has
venido y quiero felicitarte por tu valentía, hacen falta más personas como tu
aquí y allá de dónde vienes, tu corazón es fuerte y tu determinación sorprendentes.
Soy venezolano, dije temblando de frio con las manos estiradas hacia el calor
del fuego, lo sé, contestó.
He venido hasta aquí para informarte que tus esfuerzos por libertar siete
naciones, están siendo vulnerados en la actualidad. La esclavitud contra la
cual luchaste, sigue existiendo en diferentes formas en mi Venezuela actual. La
discriminación racial, religiosa, sexual y social, está cada día empeorando en
mi país y en mucho de los otros que libertaste. Siguen existiendo formas de esclavitud
como muchas personas que perdieron el estímulo al trabajo porque reciben
limosnas y regalos de los gobernantes, en su afán populista para mantenerse con
el poder, quienes estimulan la flojera regalando al pueblo pan y circo para así
mantenerlos esclavizados y dependientes. Las personas no quieren trabajar
porque prefieren esperar donaciones y becas por no hacer nada, los pescadores
ya no salen a pescar, los carpinteros ya no trabajan la madera, los obreros ya
no salen con sus mochilas por las mañanas a buscar oficio. Así permanecen
esclavos de la mano que los alimenta, y se vuelven incondicionales a sus
designios, no pueden siquiera pensar con juicio propio, solo guardan ciega
fidelidad a los escultores de su flojera. Sin independencia económica ni ideales
propios, solo hacen largas filas para estirar sus manos y recibir, sin el
esfuerzo del trabajo, para ganar el sustento de ellos y de sus familias, todos
piden y algunos reciben, siendo aquellos que reciben paradójicamente cada día
mas pobres, esclavos y dependientes.
Simón Bolívar escuchaba con atención
y mientras lo hacía su rostro se tornaba triste y decepcionado.
He venido hasta
aquí para que lo sepas y quizás puedas hacer algo para evitar que esas formas
de esclavitud sucedan en mi futuro.
Hijo, dijo con
amor, lo que me cuentas es muy doloroso y creo que la clave de sus causas está
en el deterioro progresivo de la educación, desde el núcleo familiar, hasta las
escuelas. Las personas desde niños deben conocer el esfuerzo que hicieron miles
de soldados para libertarlos del imperio español. Deben valorar la libertad que
tanto nos está costando, deben comprender que la libertad empieza en el
pensamiento, continúa en la palabra y termina en tus acciones. Necesitan ser
libres para pensar y vivir según sus propias necesidades. El trabajo honesto y
el esfuerzo de la familia por salir adelante y educarse, es responsabilidad
individual, cada quién debe, llegado el momento, ser libre para cubrir sus
propias necesidades. Nadie debería sentarse a esperar regalos para existir, la
comida debe ser ganada y comprada, jamás regalada. Solo en casos excepcionales
de personas impedidas para moverse y laborar, el gobierno debe ocuparse de
ellos.
CAPITULO X: LA LIBERTAD ES UN
DERECHO QUE SE GANA CON TRABAJO.
La historia hijo mío, no puede ser cambiada, lo que si puedes influenciar es tu
futuro, empieza por ti mismo, y lleva el mensaje a tus allegados. La libertad
es un derecho que se gana con trabajo honesto, nunca serás libre si depende tu
sustento y el de tu familia, de regalos de ningún gobierno, del color que sea.
Para ser libres hay que trabajar y ser productivos. La igualdad social solo se
puede alcanzar si todos hacemos igual esfuerzo para trabajar según el potencial
y las habilidades de cada miembro de tu sociedad. Cada uno debe cumplir con su
parte y esforzarse por hacerlo cada día mejor, el pescador debe salir a pescar,
el campesino debe obtener para todos los frutos de la tierra, el
ingeniero debe hacernos la vida más cómoda, los médicos deben cuidar con amor
la salud de la comunidad, los niños deben asistir a sus escuelas y los maestros
enseñar.
Empieza tú y enseña a tus hermanos, a tus compañeros del colegio, gánate tus
cosas con esfuerzo y jamás esperes regalos para vivir. Recuerda que tus padres
solo deben dejarte la educación, no pienses que ellos estarán toda la vida para
cubrir tus necesidades. Antes de lo que imaginas llegará tu momento para
ganarte tu propio sustento y continuar solo cubriendo tus gastos, a la altura
de tu esfuerzo estará el derecho a la comodidad, prepárate para ese día y hazlo
lo mejor que puedas. La educación y el esfuerzo adecuadamente conducido, es la
clave para tu éxito futuro.
Mira a tu alrededor, mira todos esos soldados, luchando por la libertad.
Llevamos más de 60 días en estas tierras heladas, hemos perdidos muchas vidas y
a casi todos los caballos, hemos abandonado las armas en el camino, porque no
podemos más que con el peso de nuestros propios cuerpos. Y que nos anima a
seguir? Nuestro deseo de ser libres e independientes.
Mientras escuchaba sus hazañas en los andes y como murieron congelados más de
mil ochocientos soldados y casi todos los caballos, los que iban quedando
seguían a pie bajo tormentas de nieve y granizo que rompían la piel. En un
instante sentí vibrar la esfera en mi bolsillo, la tomé en mi mano, su luz era
ya tenue y se apagaba. Debes volver, dijo el libertador, se te hace tarde.
Pero si aún tengo otra misión, debo ver a mi bisabuelo y llevar su mensaje a
casa.
Ve allí donde apareciste y eleva la esfera hacia el sol, así podrás regresar y
de paso ver si es posible conversar con tu abuelo, en tu camino de regreso. Ten
cuidado, mientras la esfera de cristal tenga luz, tendrás tiempo. Si se apaga,
también se apagarán tus posibilidades de retornar a tus días, vuelve Dany y
completa tu misión. Como es que sabes mi nombre si aún no te lo dije? Están
grabados en tu zapatillas de futbol y soy muy buen observador, Daniel Baduy;
miré mis zapatos y era cierto, aquellos zapatos los había comprado en mis
anteriores vacaciones en Madrid unos meses atrás, mira qué paradoja, en
el imperio español, aunque ya no era imperio. Me despedí agradecido y elevé la
esfera al sol cerrando mis ojos.
CAPITULO XI: DE PASO POR LA
SIEMBRA DE CACAO.
Esta vez abrí mis ojos sintiendo un inmenso calor húmedo, de inmediato caí en
cuenta que aún conservaba la capa negra que me había prestado el libertador y
me pasó la idea de regresar para devolverla, en la necesitaría mucho más que yo
ahora, pero en ese instante una serpiente cruzó por mis pies y me quedé
paralizado de miedo, sentí como el sudor corría por mi cuello. Siguió su camino
sin reparar en mí, entonces me di cuenta de que estaba en medio de unos árboles
que tenían frutos parecidos al cacao, si, era una siembra de cacao. Caminé, en
no sé cuál dirección, durante un trayecto que calculé como de diez minutos,
hasta que escuché voces delante de mí, no podía ver el cielo, las ramas de los
altos arboles cerraban la luz del sol sobre mi cabeza. Me abrí paso entre el
cacao y allí estaba justo parado como a 4 metros, el abuelo Héctor, vestido con
pantalón caqui y camisa de igual color, un sombrero de cogollo y un palo de
guayaba en su mano, me acerqué y lo escuché decir: Buenas tardes Daniel,
dijo mirando mis zapatos. Buenas tardes contesté, no cuento con mucho tiempo
para decirle lo que necesito decir, quizás solo un segundo te lleve quitarte
ese abrigo, interrumpió, no te hace falta aquí. Bueno el caso es que soy uno de
tus bisnietos, como dices eso Daniel, si acabo de casarme con Emma y tengo solo
19 años, bueno tendrás 4 hijos y la mayor de ellos será mi abuela Beatriz,
quién será la madre de mi madre, bueno para hacerlo corto, morirás muy viejo
como de 84 años, pero tu esposa vivirá no sé cuantos más años que tú, luego de
tu muerte, querrás comunicarte con ella, para decirle algo, un mensaje, no sé qué
pueda ser y por eso estoy aquí para que me lo digas y yo llevaré tus palabras
hasta ella. No se dé que hablas Daniel, me dejas muy sorprendido, por tu aspecto
sé que vienes de otro lugar, quizás de otro tiempo y te creo. No tengo claras
mis ideas ahora, pero una cosa sí puedo decirte, es que amo a esa mujer más que
a mi propia vida y ese será siempre mi mensaje para ella, en cualquier momento
y donde sea que haya ido, un mensaje de amor eterno.
Yo que no era muy sentimental, lloré al escuchar aquellas profundas palabras, y
el aura de ternura que cubrió el rostro de mi joven abuelo al pronunciarlas, le
dije que quería llevarle algo de él a mi abuela, se metió su mano en el
bolsillo sacando un reloj de oro con cadena atada a su pantalón, lo puso en mi
mano y dijo: esto es lo único valioso que tengo ahora, mi única posesión, pero
estoy trabando duro en estas haciendas, para darle a tu abuela una mejor vida y
una buena educación para los hijos que vamos a tener, voy a lograrlo, te lo
prometo. Llévale mi reloj, ella lo reconocerá, fue el regalo de bodas que ella
misma me dio, pertenecía a su padre, mi difunto suegro. Lo tomé en mi mano y lo
llevé a mi bolsillo, sentí como vibraba la esfera de cristal, la luz se
apagaba, debía volver, sabía que me quedaba muy poco tiempo. Me despedí del
abuelo con un abrazo, tomé las esfera en mis manos y la subí en dirección al
cielo, los arboles tapaban la luz del sol, corrí en el sentido donde aparecí,
pero el calor me hacía lento y torpe en mis pasos, vi el claro delante de mí
pero parecía que perdía fuerzas y que la esfera se hacía tan pesada, que
impedía moverme. Hice un gran esfuerzo para dar los últimos pasos y elevé la
pesada esfera al sol, donde los arboles daban paso a la luz y se abrían al
cielo. Sentí de nuevo todas las sensaciones en reversa, el vacío sin brisa, la
falta de peso y esta vez me elevé en lugar de bajar.
Ocurrió, volví sano
y salvo a aquel lugar donde mi viaje se había iniciado, encontré a mi abuelo y
a Beltram, nunca había visto rostros más felices al verme, que tal?, Que
trajiste? Traje un mensaje de trabajo, libertad y amor. Además traje una capa
negra y un reloj dorado.
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