Por: CAROLINA JAIMES BRANGER (@cjaimesb)
Entre el 1 y el 11 de Septiembre de éste
año se registraron en Venezuela 22 sismos de intensidad mayor a 3 en la escala
de Richter.
Por la pobreza y vulnerabilidad
ciudadana ante la amenaza sísmica, tenemos que poner nuestras barbas en remojo.
Sobre todo en Caracas.
Las Crónicas del Padre Blas José Terrero refieren que en la
Caracas de 1641 había un Loco Pacífico y Locuaz llamado SATURNINO que recitaba
este estribillo:
Qué triste está la
ciudad
Perdida ya de su fe
Pero destruida será
El día de San Bernabé
Quien viviere lo verá
El día antes de San Bernabé (10 de junio de 1641) Saturnino aseguró
que “Caracas
bailaría como un trompo” y recitó otro estribillo:
Téngalo ya de decir
Yo no sé lo que será
Mañana es San Bernabé
Quien viviere lo verá
En efecto, el 11 de junio de 1641, un
devastador terremoto destruyó buena parte de la ciudad.
Los terremotos no pueden predecirse con
la casual exactitud que tuvo Saturnino, pero sí puede calcularse el periodo de
sus ocurrencias.
Tengo en mis manos el libro “Estudios
Sismológicos” (Litografía del Comercio,
Caracas, 1940) de mi bisabuelo, el ingeniero Melchor Centeno Graü, fallecido en 1949, donde “predice” que el próximo terremoto de
Caracas ocurriría en 1968; un cálculo extraordinario, tomando en cuenta que el
terremoto ocurrió en julio de 1967.
El miércoles 20 de Septiembre pasado
hubo un foro auspiciado por la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
en alianza con la CAF, Banco de Desarrollo de América Latina.
El tema, “El terremoto de Caracas
50 años después”. Expertos ingenieros y arquitectos expusieron los
riesgos y las prevenciones que deben tomarse ante el sismo que –cada vez más cercano en el tiempo-
azotará a Caracas.
Entre los asistentes estaba el
ingeniero Roberto Centeno Werner,
sobrino del Doctor Centeno Graü,
quien como su tío abuelo ha dedicado buena parte de su vida al estudio de los
sismos y las estructuras resistentes a ellos.
Él y el ingeniero José Grases son las personas que más saben de sismos y Estructuras Sismo-Resistentes
en Venezuela.
También estaba Silvana Dragone, la
Primera Mujer en recibirse de Ingeniero Sísmico en Venezuela.
¿CUÁNDO SERÁ EL PRÓXIMO TERREMOTO DE
CARACAS?
LA RESPUESTA NO LA TIENE NADIE,
pero los expertos indican que quizás podría ser pronto.
Tan pronto, que ya no hay chance para
el reacomodo de personas que viven en lugares de alto riesgo, como lo habían
sugerido los arquitectos Josefina Baldó
y Federico Villanueva en el “Programa de Habilitación Física de las Zonas
de Barrios” que presentaron en la primera década del nuevo milenio. Se
acabó el tiempo y se acabó el dinero.
Deberían desalojarlos, porque el
peligro es inminente, considera el arquitecto Alfredo Cilento, uno de los ponentes.
El arquitecto Jesús Suniaga, del programa GEÓPOLIS
de la CAF dedicado a la gestión del
riesgo de desastres, explicó que el 70% de las muertes por desastres naturales
en el mundo está directamente relacionado con los niveles de ingreso y desarrollo
de los países donde ocurren.
Las pérdidas de vidas son mucho mayores
en los países subdesarrollados.
Como trágico ejemplo, Alfredo Cilento citó los recientes
terremotos de 2010 en Haití y en Chile.
En Haití, el terremoto de 7,3 grados de
intensidad en la escala de Richter produjo 300.000 muertos y además hubo una
epidemia de cólera como consecuencia de las aguas contaminadas luego del sismo.
El de Chile, de 8,8 grados (la escala Richter es logarítmica, de manera
que un grado de diferencia es de una magnitud gigantesca) ocasionó menos de
600 fallecidos.
La cifra de muertos en Chile se
multiplicó por 500 en Haití.
En Venezuela tenemos la desoladora
experiencia de Vargas, un estado pobre que después del deslave es aún más pobre
y más vulnerable.
El ingeniero Werner Corrales cuyo tema
versó sobre el “Fortalecimiento
Institucional y Resiliencia” hizo referencia a la precariedad que existe en
Venezuela para enfrentar catástrofes de cualquier tipo.
Habló de la resiliencia en los procesos
de desarrollo humano sostenible, que en nuestro país no marchan en paralelo a
los procesos políticos, porque no hay estrategias de desarrollo que los
integren.
Hizo mención a las “trampas de pobreza” por déficit de
resiliencia, que presentan poca capacidad de recuperarse.
Corrales culminó con 2 citas
lapidarias: “si los booms económicos no
se manejan adecuadamente, terminan causando daños” y “un sistema social incapaz de mantener la paz, es incapaz de manejar
desastres relacionados con fenómenos naturales”.
La ponencia del arquitecto Cilento “Pobreza y Vulnerabilidad
Ciudadana ante la Amenaza Sísmica” fue la amarga realidad que enfrentaremos
cuando suceda el terremoto que tenemos en puertas.
La razón es que hoy hay muchos más
pobres que en 1967, pues la pobreza se ha convertido en estructural, ésa de la
que cada vez es más difícil salir.
El país está Desinstitucionalizado,
Corrompido y encima, Campea la Impunidad.
La inseguridad alimentaria alcanza al
93,3% de la población, hogares donde el ingreso simplemente no alcanza.
A la hora de un desastre natural como
un terremoto, no sólo enfrentaremos las consecuencias del sismo, sino las
complicaciones asociadas a él: los incendios por la cantidad de conexiones negligentes
e ilegales, los saqueos y el precario estado de los servicios de emergencia.
Cilento asegura que en
Venezuela no hay ambulancias activas y equipadas para asistir a las personas
que necesitarán asistencia.
Los heridos y los muertos hoy en día se
trasladan en camiones. Imaginen lo que eso significaría a la hora de un
terremoto.
Sí, estamos próximos a un terremoto que
según el ingeniero Óscar Andrés López
puede superar en intensidad al de 1967.
De hecho, se parecería mucho más al de
1812, que ha debido ser mucho más fuerte no sólo por los daños que causó, sino
porque se sintió hasta en Santa Fe de Bogotá.
Los especialistas en sismología forense
aseguran que el sismo de 1812 fue superior a 7 grados de magnitud, pues a
mediados del Siglo XIX todavía había escombros en Caracas y las autoridades
municipales autorizaron su uso en nuevas construcciones, como la empresa que
construyó el Capitolio.
El tema del ingeniero López, “Vulnerabilidad Sísmica de Viviendas Populares en Caracas” refleja
los resultados de una investigación en viviendas populares y puentes: el 57% de
las viviendas y el 41% de 70 puentes de Caracas poseen vulnerabilidad elevada;
en otras palabras, fácilmente se pueden caer.
Aterra también la cifra de 9090
edificios construidos formalmente que tienen muros en una sola dirección.
Según el modelo matemático de
predicción de daños, 50% presentan probabilidad de daño completo.
Alfredo Cilento refiere que en el
terremoto de 1967 se cayeron 4 edificios en Altamira y Los Palos Grandes, ni
siquiera porque estuvieran mal construidos, sino mal diseñados.
En esa zona hace cientos de años hubo
un lago, que se fue llenando por los sucesivos deslaves del Ávila.
Hay hasta 300 metros de relleno
compactado, pero a la hora de un sismo sigue siendo vulnerable, porque se presenta
lo que se denomina fenómeno de licuefacción:
el
suelo se comporta como arena mojada y la onda sísmica se amplía.
Encima, si el periodo de oscilación
coincide con el movimiento sísmico, entra en resonancia, se acelera la
oscilación y el edificio se cae.
Lo mismo podría suceder en San
Bernardino y Catia donde también hubo lagunas. Mansión Charaima, el edificio en
el litoral cuyos pisos más altos también se desplomaron, tenía un defecto
estructural que fue obviado: fue construida en 2 etapas.
Los últimos pisos fueron agregados
tiempo después de que el edificio fue construido.
En el litoral, los hierros a la vista,
por más que se hubieran protegido, se oxidaron por el salitre, igualmente el
concreto, que sufrió por el medio ambiente salino.
Cuando continuaron las construcciones
de los pisos siguientes, no se tomaron las precauciones técnicas y por eso se
derrumbaron.
Hubo 500 edificios con daños
importantes que tuvieron que reforzarse. Muchos más presentaron daños no
severos.
Un terremoto de entre 6 y 7 grados sería
catastrófico para Caracas.
Tenemos cinco veces más estructuras muy
frágiles desde el punto de vista de su resistencia.
En los barrios, cuyas construcciones en
1967 no superaban los 2 pisos, hoy alcanzan 4, 5 y hasta 6 pisos de altura.
Están asentados sobre suelos de Rocas
Blandas y esquistos meteorizados lo que provoca que se comporten como galletas
húmedas que se desbaratan, al contrario de Río de Janeiro, donde las Favelas
están instaladas en suelos de rocas.
La triste paradoja es que cuando se instala
una barriada en un cerro y se le suministra agua, ésta hace aún más vulnerables
los terrenos, porque hay que botarla en alguna parte y de alguna manera.
Las cloacas no son adecuadas porque por
la vulnerabilidad de los terrenos de los cerros se parten y se crea una
situación de riesgo, porque se filtran.
Los edificios construidos en Caracas
después de 1967, cuando se modificó la norma sísmica para hacerla más estricta,
deberían resistir mejor un terremoto.
Los cálculos sismo resistentes en
construcciones posteriores al terremoto deben lograr que la estructura sea lo
suficientemente resistente para que no colapse.
Sobre los de Misión Vivienda no se
sabe. Según Cilento, hay un enorme
misterio alrededor de esas construcciones.
El gobierno no ha aceptado que el
Colegio de Ingenieros las evalúe, incluso a pesar de las denuncias de los
habitantes sobre fallas tempranamente reveladas.
Las empresas extranjeras que los
construyen aparentemente no siguen las normas nacionales, pues a simple vista
un arquitecto o un ingeniero venezolano podrían determinar que no se han
respetado criterios de construcción básicos. No se sabe de estudios de suelo.
Jamás se ha hecho una licitación. No
hay inspección independiente. Mucho menos una auditoría técnica, que en los
tiempos del Ministerio de Obras Públicas era algo sagrado. El control de
gestión no existe, pues a compañías que han cometido errores gravísimos les
vuelven a dar contratos. Parte del Secretismo Gubernamental.
En Ciudad Tiuna hay una cantidad de
edificios sin terminar, aparentemente los construidos por la Sociedad Rusa de
la Vivienda. Uno de ellos ya fue demolido.
Otro misterio es Ciudad Caribia,
construida por empresas cubanas, donde el ingreso de personas ajenas está prohibido.
Hay controles por todas partes.
Con el último temblor se colaron fotos
de viviendas agrietadas.
Ni imaginar el daño que podría
causarles un terremoto.
Cilento asegura que las
viviendas construidas por los chinos son las mejor hechas, diferentes al desastre
de los iraníes y los rusos.
Alfredo Cilento maneja cifras: entre
2005 y 2015 se han construido 640.000 viviendas por la Gran Misión Vivienda
Venezuela (incluyendo las viviendas
construidas por el sector privado).
Esto da un promedio de 64.000 viviendas
por año, menos de lo que se construía en los años 60.
Los nuevos hogares requieren 120.000
viviendas por año, lo que significa que el gobierno sigue en déficit.
Y en materia de viviendas, la gente
aquí se las ha arreglado.
Las 2/3 partes de las viviendas que hay
en los barrios, han sido construidas por sus propios dueños.
Resultaría mejor darles los insumos,
recursos y asesoría técnica de FUNVISIS para que ellos mismos las construyan.
La ponencia del ingeniero Eduardo Páez
Pumar fue sobre la “Vulnerabilidad de
Accesos y Servicios Públicos ante un Movimiento Sísmico”.
Dicen que al General Gómez no le
gustaba Caracas porque era una ciudad estratégicamente pobre: cerrando Tazón,
Guarenas y la vía hacia La Guaira, queda aislada.
Dice Páez Pumar que todas las rutas de
acceso a la capital están asociadas a fallas sísmicas: si ocurre un terremoto,
por ejemplo, la Autopista Caracas-La Guaira colapsaría en sus 2 primeros
kilómetros porque los monopilotes colocados allí son transitorios y se necesita
mayor estabilización para que la solución sea definitiva.
La Autopista Antonio José de Sucre, que
va a oriente, tiene un talud que continúa desplazándose y la pantalla atirantada
no ha resuelto el problema.
A la altura de la urbanización Miranda
no se han evaluado los tirantes que fallaron (y los que no fallaron) ni se han hecho estudios de cargas. MALAS
NOTICIAS.
La Autopista Regional del Centro tiene
una severa falla en Tácata.
El Túnel de La Cabrera necesita un
refuerzo estructural que implica recalzar las fundaciones.
El Colegio de Ingenieros de Venezuela
ha planteado hacer el recalce, pero no ha habido respuesta del gobierno.
Con la ascendente cota del Lago de
Valencia, cada vez se hace más difícil.
Las alternativas que quedan, como la
Carretera Panamericana y la vía a El Junquito, están rodeadas de barrios, por
lo que podrían colapsar también muy fácilmente.
Considera Páez Pumar que LA CARLOTA NO DEBERÍA DEJAR DE SER UN
AEROPUERTO, pues en caso de que los accesos a Caracas se tranquen, la
vía aérea sería la única alternativa de llevar rescatistas, equipos e insumos.
Esto ya sucedió en el terremoto de
Ciudad de Guatemala en 1976, donde la única manera de trasladar heridos,
alimentos y medicinas fue con helicópteros.
La conducción de agua a la ciudad
podría verse seriamente afectada, como si ya todo lo expuesto no resultara
suficiente: el Sistema Tuy III está cruzado por tres fallas: la de Pichao, la de
Tácata y la del Río Guárico.
Tampoco podría contar con su embalse
almacenador, el Tuy IV.
Esto nos dejaría sólo con el Embalse de
La Pereza, porque el dique de Macarao, terminado en 1998, nunca fue llenado.
Ni hablar de la disposición de la
basura.
Otro tema que ha podido resolverse con
compactadoras que enviaran los desechos vía tren al relleno sanitario, como hacen
en Chile.
Pero nosotros seguimos buscando una 3ra,
4ta o 5ta vía, en vez de copiarnos de quienes lo han hecho bien, solo por
tratar de tener un protagonismo o negocio.
El sismo que pudiera presentarse sería
suficiente para tener un efecto destructivo especialmente en los barrios de
Caracas.
Si este gobierno fue tan inepto al
manejar la tragedia de Vargas -aún con la
cantidad de recursos que tenía en aquel momento- y hoy en día ni siquiera
ha sido capaz de tapar los huecos de las vías, no quiero pensar lo que haría –o lo que dejaría de hacer- en caso de un
terremoto.
Que Dios nos agarre confesados.
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