PLAN DE SEGURIDAD FAMILIAR
Nuestros Seres Queridos conforman la célula, por la
cual y para la cual vivimos.
Todos desearíamos que nada le suceda a nuestra
familia, no obstante, los deseos
no son lo suficientemente poderosos para mantenerlos seguros; es
preciso reflexionar si en realidad hemos realizado todo aquello que esté a
nuestro alcance para prevenirlos y, más importante aún, reconocer si
efectivamente ha sido bien asimilado por ellos.
Vivir seguros implica, más allá de la
adquisición de productos e implementación de estrategias, la adopción de un estilo de vida basado en
hábitos de seguridad.
Por ello, el rol que jugamos los jefes de familia en el tema,
es determinante para preparar a todos y cada uno de los miembros de la familia a enfrentar el mundo de
una forma tal que les permita desempeñarse adecuadamente en cualquier ambiente.
La seguridad es una condición que, como común
denominador, debemos todos buscar y encontrar en los distintos ámbitos de
nuestra vida; sus requisitos son simples: educación, capacitación, adiestramiento
y actualización; en resumidas cuentas: prevención.
Nos lamentamos cuando alguno de nuestros seres
queridos, fue víctima de un delito.
Nos lamentamos más cuando
reconocemos que la persona no estaba debidamente prevenida y que, de alguna manera,
hubiese podido o bien evitar la comisión del delito o bien haber sufrido una
menor afectación.
No olvidemos que los delitos se cometen por
acciones, pero además por
omisiones, por ello, en cierta forma, estaríamos siendo responsables si
omitimos prevenir a los nuestros ante los riesgos que están expuestos.
Es un hecho que las autoridades tienen un reto
enorme frente a ellas y que deberán implementar una profunda restructuración y
reforzamiento en los sistemas de impartición de justicia.
No obstante, como ciudadanía podemos, y debemos,
aportar lo nuestro, lo cual implica el aprender a cuidarnos no sólo para no ser
víctimas en lo personal, sino además para no fomentar la comisión de delitos en
nuestra comunidad, que en muchas ocasiones son cometidos por algunos miembros
de la misma.
Debemos vernos, por tanto, como una gran familia
y comprender que en la medida en la que la prevención forme parte de nuestra vida diaria, y de las
personas a nuestro alrededor, los espacios para operación de los delincuentes
serán día a día menores.
Si todos nos preocupamos por conformar nuestro "ESLABÓN",
acabaremos conformando una importante cadena de seguridad en nuestra sociedad.
Es preciso que cada familia implemente un PLAN
DE SEGURIDAD FAMILIAR que contemple los aspectos necesarios para
evaluar su nivel de riesgo y vulnerabilidad ante las amenazas.
Dicho plan debe incluir a todos los habitantes en
el hogar, incluidos los empleados domésticos y personal al servicio de la
familia.
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