LA NAVIDAD FUE UNA
CONSECUENCIA DE LAS SATURNALES ROMANAS
Los cristianos adoptaron múltiples elementos
de las Saturnales Romanas, para su fiesta de Navidad.
No es casualidad que los cristianos comenzaran a celebrar la Navidad en diciembre, ni
que dispusiera el nacimiento de Jesús el día 25 de este mes, ni siquiera que
lo festejasen con copiosas comidas en familia, juegos de lotería y
cancioncillas pegadizas.
En las Saturnales, se veían por las calles a músicos y
coros cantando, y a Ioculatores y
acróbatas divirtiendo a los viandantes con sus piruetas
Los romanos, en torno al solsticio de invierno, celebraban una
importante fiesta en honor al Dios
Saturno, patrón de las labores agrícolas, que denominaban Saturnales.
Durante toda la República la fiesta se celebraba hasta el 17 de
diciembre, pero con Julio César se prolongó hasta el día 19.
Durante las Saturnales, como en la Navidad cristiana, las familias
romanas vivían de una forma jovial.
Visitaban a la familia, se juntaban con los amigos e intercambiaban regalos. Igualmente, la
permisividad en estos días era mayor y se consentía ciertas actitudes que
estaban restringidas durante el resto del año.
Las autoridades, de hecho, relajaban ciertas leyes como las de los
juegos de azar, con lo que se
promovían los dados, las tabas o, incluso, la lotería.
En estas fiestas también se alteraba la jerarquía social romana.
Los esclavos se comportaban como sus dueños, vistiéndose con sus ropas, y los criticaban sin
temor.
Los señores, al contario, servían la mesa a sus esclavos.
Esta costumbre se observa gráficamente en la escena del mes de diciembre
del calendario litúrgico de Furio Dionisio Filocalo, de mediados del siglo IV
d.c, en la que se muestra unos dados en la mesa y la inscripción «ahora, esclavo, se te permite jugar con tu
señor».
Con el tiempo, los emperadores Augusto y Calígula añadieron un día cada
uno a las Saturnales y Domiciano amplió la celebración hasta el 23 de
diciembre.
Así, a fines del siglo I d.c.,
las fiestas duraban ya una semana completa, que se animaba con
música y bailes.
Era normal cruzarse por las calles a músicos y coros cantando, o a ioculatores y
acróbatas divirtiendo a los viandantes con sus piruetas. Las voces y los saltos
se acompañaban con tibias, panderos y otros instrumentos de musicales.
Definitivamente, el emperador Aureliano estableció el culto siríaco al
Sol Invicto, a partir del 274 d.c., y la celebración de su nacimiento el 25 de diciembre.
Ese es justamente el día en el que se supera el solsticio de invierno y
el sol comienza a recuperar todo su esplendor diurno.
Aureliano consiguió sincretizar varias religiones en una sola cuyo Dios supremo era Mitra,
el «Sol Señor del Imperio Romano».
Se inició así una especie de monoteísmo solar que abrió las puertas al cristianismo,
que se convirtió en religión oficial del Imperio con Teodosio.
La Cristiandad, para
neutralizar el paganismo reinante, tuvo
que acoger ciertos símbolos como el de proclamar el 25 de diciembre
el día oficial del nacimiento de Jesús.
De este modo se pudo mantener la añeja tradición de celebrar las fiestas
del mes de diciembre y, hasta la actualidad, seguir jugando a la lotería,
comiendo en familia, compartiendo regalos y cantando villancicos con
panderetas.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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