LA LEY DE WEBER: ¿por qué el tiempo pasa más rápido, a medida que nos hacemos mayores?
Nuestra percepción cambia en función de
si los estímulos a los que estamos expuestos son grandes o pequeños.
¿Qué ocurre cuando entras a una habitación a
oscuras y hay una vela encendida?, Te percatas enseguida de la llama prendida,
¿verdad?, y si esa estancia está completamente iluminada, ¿cuánto puedes tardar
en darte cuenta de que hay una vela alumbrando?
Casi con toda probabilidad mucho más que cuando
apenas hay una fuente de luz.
¿POR QUÉ EN 2019 UN KILO, YA NO PESARÁ
UN KILO?
Ocurre lo mismo con el peso. Una persona puede
distinguir perfectamente la diferencia de una pesa de 100 gramos de una de 120
pero no tan fácilmente la de una de 200 gramos de una de 220.
Son 20 gramos de
diferencia en los dos casos, sí, pero nuestra percepción se ve alterada por
la Ley de Weber.
UN ALGORITMO
Y es que fue Ernst Heinrich Weber, un aclamado
médico alemán de finales del siglo XIX que desarrolló una importante labor en
los campos de la fisiología y la psicología, el primero en darse cuenta de esto
y traducir este fenómeno en una ecuación o algoritmo.
La fórmula la mejoró un psicólogo coetáneo, también
alemán, llamado Gustav Theodor Fechner, así que la ley realmente podría
llamarse Weber-Fechner pero es más conocida por el nombre del primero.
Weber (y
después Fechner) desarrollaron una ecuación para explicar los fenómenos y
que hoy se usa en marketing.
Consiste en que cuando se comparan 2 estímulos
pequeños, basta una diferencia mínima para distinguirlos perfectamente.
Ahora, si son grandes, deben ser muy distintos
entre uno y otro para poder darnos cuenta.
Por eso con las pesas, aunque se trate de 20 gramos
de diferencia en ambos casos, cuesta mucho menos distinguir la diferencia de
tamaño en las pesas de menor tamaño.
Y también con la vela y la habitación iluminada,
donde el estímulo y la fuente de luz es mayor.
A más peso, más difícil apreciar la diferencia
entre masas, de acuerdo con la Ley de Weber.
Ocurre lo mismo con el tiempo, con el tamaño, con
la altura de las cosas o con prácticamente cualquier cosa.
Nuestra percepción cambia y nos resulta más difícil
hallar diferencias en masas o unidades mayores.
Esta ley también explica por qué el tiempo se acelera cuando nos hacemos mayores.
"Aunque un año tiene siempre la misma
duración, la relación entre lo que dura uno y el tiempo que llevas vivido es
cada vez más pequeña", explica la divulgadora matemática Hannah Fry en un
video en el canal de YouTube de Numberphile, una web especializada en la
ciencia de los números.
Al aumentar la cantidad o el tamaño, cada
vez apreciamos menos las diferencias de tiempo o de peso.
Eso quiere decir que cada año que pasa añade
perceptualmente menos al total de nuestra vida que un año cuando somos niños de
corta edad, de ahí que al hacernos mayores nos dé la
sensación de que el tiempo pasa más rápido.
Fry utiliza también el ejemplo de las condenas de
prisión.
"Un período de 6 meses entre rejas se siente
mucho más que un plazo de 3, pero una pena de 20 años y 3 meses no se percibe
mucho más que otra de 20 años", explica.
¿Por qué el tiempo parece pasar más rápido a medida
que nos hacemos mayores?
En conclusión, al aumentar la cantidad o el tamaño,
cada vez apreciamos menos las diferencias de tiempo o peso.
LEY DE WEBER EN MARKETING
De acuerdo con la ley de Webes, nos
cuesta mucho más percibir los cambios de grandes estímulos que de pequeños.
De acuerdo Numberphile, esta es una técnica que
usan las compañías en sus labores de marketing.
Por ejemplo, aseguran que aumentar sustancialmente
el precio de productos muy caros como electrodomésticos o propiedades, es más
difícil de detectar que si se sube el precio de la leche, el pan o productos
más baratos.
También, dicen desde Numberphile, lo utilizan para
reducir el tamaño de los productos que siguen manteniendo el mismo precio.
La disminución en el tamaño de una tableta de
chocolate, por ejemplo, debe hacerse muy sutil y gradualmente para que el consumidor
no la perciba
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