La pequeña Isla Micronesia, donde la Población Masculina, habla su propio idioma...
Es curioso, en
cierta manera los idiomas son como las
civilizaciones que los hablan o incluso como quienes los integran: nacen,
crecen, se mezclan y mueren.
Claro que algunos
perviven sin desaparecer y en eso se diferencian de cualquier ser animal o
vegetal, pero otro se extinguen indefectiblemente
por falta de uso o porque se impone sobre ellos otro más práctico.
Hasta el
todopoderoso latín pasó por ello, aunque se podría decir que sobrevive
transformado.
En el caso que nos
ocupa tendríamos un ciclo completo, un círculo que se cierra, en el sentido de
que nació, se extendió, se cruzó con otro y, al final, en lugar de permanecer o
desaparecer retornó a su estado original. Voy a contárselo para que lo
entiendan.
En 1836 el Imperio Británico daba sus
primeros pasos para extender sus tentáculos por todo el planeta cuando un
cutter zarpó del puerto de Sidney con destino a la isla Ngatik (actualmente rebautizada SAPWUAHFIK), en el Archipiélago
de la Micronesia.
La misión era hacerse con el control
del tráfico de carey, el material que se sacaba de las conchas de tortuga
marina y que entonces era muy valioso para hacer espejos, peines y otros
artículos de lujo.
Pero los nativos se negaron a
comerciar y echaron a los recién llegados.
Un año más tarde, el barco regresó a
la isla con su capitán, Charles Hart, decidido a lograr por las buenas o las
malas su misión, pues esta vez estaba armado hasta los dientes.
Haciendo honor al mote con que se le
conocía, Bloody, exterminó a toda la población masculina (medio centenar de hombres), dejando con vida únicamente a mujeres y
niños.
Tras la masacre se fundó un Asentamiento
Comercial, dejando en Ngatik a algunos marineros al mando del irlandés Patrick
Paddy Gorman; unos eran británicos, y otros de Ponapé, que no tardaron en tomar
a las viudas locales como esposas.
Hoy, fruto de aquel mestizaje, el
lenguaje de la isla es un dialecto ponapeño.
Pero además hay otro idioma paralelo
que tiene la insólita característica de ser utilizado exclusivamente por los
hombres, de ahí que se lo conozca como NGATIKESE
MEN’S LANGUAGE o JERGA NGATIKESA.
Las mujeres y niños lo entienden,
pero sólo lo hablan ellos.
Es algo tan raro que fue estudiado
por el principal lingüista de esa parte del Pacífico, Darrel Tryon, quien
descubrió que su uso se hace sobre todo cuando trabajan en las faenas del mar,
las predominantes en una isla minúscula como es lógico: la pesca y la
navegación.
Tryon también se percató de ciertas
similitudes con algunos dialectos insulares de la región que, a su vez
derivaban en parte del inglés.
Pero el ngatikés tenía sus propios
giros y vocabulario, únicos, diferentes, seguramente porque Ngatik estaba
bastante alejada de las rutas marítimas.
Muchas de esas peculiariedades
lingüísticas aún se conservan actualmente.
Constituyen el eco, de las Jergas
Marineras Decimonónicas.
Por eso el ngatikés es distinto a
otras lenguas como el tok pisin o el bisalma, que se desarrollaron durante un
largo período de tiempo de contacto con los argots marineros y tienen muchos
términos parecidos entre sí pero alejados de las expresiones de Ngatik.
Curiosamente, el ngatikés emplea
giros muy similares a los usados en el dialecto de Nueva Gales del Sur, hoy
extinguido, entre 1820 y 1830.
En general el Ngatikese Men’s Language
es más ngatikés que inglés y así se aprecia en muchas de sus palabras y
estructuras gramaticales, dicen los estudiosos.
Y aquí retomamos lo que decíamos al
principio sobre el ciclo vital del idioma: el inglés y sus derivaciones, usadas
por los marinos británicos y ponapeños, ha ido decayendo, por lo que la lengua
que se habla en la isla tiende a volver paulatinamente al antiguo ngatikés.
O más bien al sapwuahfik, que es el
verdadero nombre del idioma original y como tal se recuperó en 1986.
Pero aún quedan restos de esa extraña
jerga intrusa, como una huella impresa en la impronta cultural aborigen.
En fin, es una lástima que en ésta historia
la referencia sea el inglés, ya que nos podría tocar mucho más de cerca.
No olvidemos que fueron los españoles,
los primeros en llegar allí y que en GUAM, que forma parte del Archipiélago
Micronesio de las Marianas (ahora
dependiente de EEUU), se conservan bastantes muestras de nuestra
literatura, fundamentalmente religiosa y musical.
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