EL MALTRATO INFANTIL MODIFICA LA ARQUITECTURA DE
LA RED CORTICAL EN LOS NIÑOS Y JÓVENES, POR CONSECUENCIA, CREA DELINCUENTES Y/O
TRASTORNOS CEREBRALES IRREVERSIBLES.
Estos
cambios sentaran las bases para que haya un mayor riesgo de consumo de drogas y
otros trastornos irreversibles de salud mental (como la esquizofrenia, la epilepsia, la demencia juvenil, la esclerosis
múltiple y la enfermedad de Alzheimer en jóvenes principalmente) a lo largo
de la vida; así como un alto grado de violencia, llevándolos muy fácilmente a
ser homicidas, o maltratadores.
El
buen trato cordial ““sin violencia””, es esencial para el buen desarrollo
mental de su hijo
Es muy
importante que los padres y familiares entiendan las consecuencias de la
violencia (verbal o física) para con
los niños, principalmente entre los primeros 18/20 años de su vida.
El maltrato infantil altera el desarrollo del
cerebro del niño en formas que pueden aumentar su riesgo de consumir drogas y
sufrir otros trastornos mentales en la edad adulta.
En un estudio patrocinado por el NIDA, los
investigadores descubrieron que los adultos jóvenes que habían sido maltratados
en la niñez presentaban diferencias en nueve regiones corticales en comparación
con quienes no habían sufrido maltrato.
Las diferencias podrían comprometer las aptitudes
socio-perceptuales básicas del grupo con antecedentes de maltrato, su capacidad
de mantener un equilibrio saludable entre la introversión y la extroversión y
la habilidad de autorregular sus emociones y conductas.
El Dr. Martin Teicher y sus colegas de McLean
Hospital, Harvard Medical School y Northeastern University obtuvieron imágenes
por resonancia magnética (MRI) de 265 adultos de entre 18 y 25 años.
Basándose en las respuestas de los jóvenes a una
serie de instrumentos de sondeo, entre ellos la entrevista de antecedentes
traumáticos TAI (Traumatic Antecedents
Interview) y el cuestionario de trauma en la infancia CTQ (Childhood Trauma Questionnaire), los
investigadores determinaron que 123 de ellos habían sufrido negligencia o abuso
físico, emocional o sexual durante la infancia.
Los investigadores compararon las imágenes de
resonancia magnética de los participantes maltratados con las de los 142
participantes que no habían sufrido maltrato.
El análisis mostró que el maltrato estaba vinculado
con alteraciones en la arquitectura de la red cortical que se evidenciaban en
marcadas diferencias en la centralidad de 9 regiones cerebrales y en el
conjunto de regiones que formaban el "club de ricos" de la red;
·
la centralidad incluye una serie de medidas que
indican la importancia relativa de una región cortical dentro de la red.
El grado de centralidad
es el número de conexiones directas que un nodo tiene con otros nodos.
La intermediación
refleja el número de veces que un nodo actúa como puente a lo largo del camino
más corto entre otros dos nodos.
La centralidad de vector
propio es una medida más compleja de la importancia del nodo, similar al
algoritmo de jerarquía de páginas que emplea Google.
Las regiones con mayor
centralidad ejercen más influencia en la comunicación dentro de la red que las
regiones con menor centralidad;
·
los “clubes de ricos” son núcleos neurales que conectan
entre sí regiones corticales sumamente centralizadas (es decir, bien conectadas).
Los clubes de ricos
actúan como la columna vertebral de comunicación de la red.
LAS REGIONES AFECTADAS
Los cambios más grandes en conectividad vinculados
con el maltrato se observaron en dos regiones que funcionan en forma conjunta
para mediar en la percepción y la regulación de las emociones y los impulsos (ver la imagen).
La ínsula anterior derecha, que participa en la
integración y coordinación de la percatación subjetiva de necesidades urgentes
y sentimientos internos —como los deseos
o antojos—, apareció como una región centralizada y miembro del club de
ricos en los participantes que habían sufrido maltrato, pero no en el grupo de
control.
El cíngulo anterior izquierdo, que participa en la
regulación de emociones e impulsos, fue una región altamente centralizada y
miembro del club de ricos en el grupo de control, pero no en quienes tenían
antecedentes de maltrato.
El maltrato infantil modifica la arquitectura de la
red cortical
En adultos jóvenes que habían sufrido maltrato
durante la infancia, el cíngulo anterior izquierdo, una región del cerebro que
participa en la regulación de emociones e impulsos (señalado con un círculo verde en las dos imágenes superiores),
estaba conectado con menos regiones que en el caso de los adultos jóvenes que
no habían sido maltratados.
Los antecedentes de maltrato infantil estuvieron
vinculados con mayor conectividad de la ínsula anterior derecha (círculos verdes, imágenes del centro) y
el precúneo derecho (círculos verdes,
imágenes inferiores), regiones del cerebro que participan en la percepción
subjetiva de emociones y el pensamiento egocéntrico, respectivamente.
Los círculos violetas son áreas con conexiones
directas y los círculos azules son áreas con conexiones indirectas a las
regiones índice.
"El aumento de centralidad de la ínsula
anterior puede causar deseos más intensos de consumir drogas, lo que se suma a
una menor comprensión de las consecuencias del consumo.
La disminución de la centralidad del cíngulo
anterior puede reducir la capacidad de controlar impulsos o tomar decisiones
apropiadas basándose en resultados anteriores", dice el Dr. Teicher.
"Esto
indica que la conectividad cortical alterada en las personas que han sufrido
maltrato puede aumentar marcadamente su riesgo de adicción si comienzan a
consumir drogas".
Los investigadores también observaron que el
precúneo derecho, una región asociada con el pensamiento egocéntrico, tenía
alta centralidad y formaba parte del club de ricos en los participantes que
habían sufrido maltrato, pero no en el grupo de control.
En contraste, la circunvolución frontal media, que
participa en la memoria funcional, la atención y el autoconocimiento presentó
una disminución de centralidad entre los participantes maltratados.
Esta región tampoco formaba parte de un club de
ricos en dichos participantes, pero sí en el grupo de control.
Quienes habían sufrido maltrato también mostraron
menor centralidad, en comparación con quienes no lo habían sufrido, en:
-El lóbulo temporal, que
es responsable de la atribución de pensamientos, intenciones o creencias a
otros;
-El lóbulo occipital, que
es responsable del procesamiento visual y la percepción consciente;
-La circunvolución
parietal superior, que es responsable de la memoria funcional;
-La cisura y
circunvolución precentral, que es responsable de la coordinación motriz y las
percepciones sensoriales.
Los investigadores evaluaron la centralidad y
determinaron la membresía en clubes de ricos midiendo el espesor de 112 áreas
corticales con imágenes de resonancia magnética.
Luego, calcularon el grado en el que las medidas
del espesor entre las distintas regiones se correlacionaban entre las personas
que habían sufrido maltrato y las del grupo de control.
Las regiones que tienen una sólida correlación en
su espesor están conectadas directamente por medio de conductos de fibras o están
asociadas funcionalmente.
Los investigadores utilizaron la teoría de gráficos
para calcular las medidas de centralidad y membresía en clubes de ricos a
partir de las correlaciones interregionales.
Las conclusiones del estudio sugieren que el
maltrato infantil es un factor estresante grave que altera las trayectorias del
desarrollo cerebral.
Las regiones que participan en el monitoreo de la
percepción o conciencia interna de las emociones se convierten en núcleos de
actividad sumamente conectados y por lo tanto pueden ejercer mayor influencia
en el comportamiento de una persona.
Al mismo tiempo, las regiones que controlan los
impulsos pierden conexiones y quedan relegadas a una labor menos central dentro
de la red.
Estos cambios pueden sentar las bases para que haya
un mayor riesgo de consumo de drogas y otros trastornos de salud mental a lo
largo de la vida.
Este estudio se realizó con el apoyo de los
subsidios DA016934 y DA017846 de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
LA ARQUITECTURA DE LA RED CEREBRAL REFLEJA LAS EXPERIENCIAS
La teoría de grafos (o teoría de gráficas) es un nuevo método para el análisis de la
función que desempeñan determinadas regiones del cerebro en las redes de
comunicación.
En el estudio en consideración, los investigadores
determinaron la interconectividad de 112 regiones corticales evaluando la correlación
de las medidas del espesor entre las regiones.
Una correlación altamente positiva en el espesor
entre dos regiones cerebrales indica que las regiones están asociadas directa o
funcionalmente.
A continuación, se aplicó el análisis
gráfico-teórico para delinear la arquitectura de la red a partir de los
patrones de conectividad interregional.
Con estos datos se creó un diagrama que rastrea la
cantidad de conexiones directas e indirectas desde una región de interés hacia
otras áreas del cerebro.
Esto proporciona una medida de la conectividad de
la región y de su influencia en todo el cerebro.
Los investigadores visualizan la arquitectura
cerebral de este modo para estudiar el impacto del medio ambiente en el
desarrollo de la red cerebral.
Por ejemplo, al comparar los resultados en personas
expuestas a eventos estresantes en la infancia con los de personas que no han
tenido esas experiencias negativas, es posible explorar si estos
acontecimientos negativos de la infancia están vinculados con cambios en la
centralidad —o importancia— de
regiones específicas del cerebro en las comunicaciones de la red.
Este método también se ha utilizado para
identificar anomalías de la red en los casos de trastornos y enfermedades
mentales como la esquizofrenia, la epilepsia, la esclerosis múltiple y la
enfermedad de Alzheimer.
FUENTE:
Teicher, M.H.; Anderson,
C.M.; Ohashi, K. et al. Childhood maltreatment: altered network centrality of
cingulate, precuneus, temporal pole and insula. Biological
Psychiatry. 76(4):297-305, 2014.
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