LA LEYENDA NATIVA AMERICANA, DEL GIGANTE DURMIENTE Y LA CODICIA DEL
HOMBRE BLANCO
No hace mucho
tiempo, una Tribu Nativa Americana conocida como los OJIBWA recorría la región de los Grandes Lagos, entre los Estados
Unidos y Canadá.
Eran muy queridos
por el Poderoso Dios NANABOZHO, a quien complacía mucho su Naturaleza
Industriosa, y su noble carácter.
Pero corrían
tiempos difíciles, el Hombre Blanco había llegado y estaba destruyendo
lentamente el modo de vida Ojibwa con su agua de fuego y
sus enfermedades.
Nanabozho vio
entonces una forma de ayudar a los pacíficos Ojibwa, pero les advirtió que, si
su generosidad era revelada al Hombre Blanco, transformaría su don en una
maldición, y se desvanecería entre las piedras.
El Gran Espíritu de
las Aguas Profundas, Nanabozho, condujo al jefe Ojibwa de la mano y le mostró
un estrecho túnel en la Zona Norte-Noroeste de Thunder Bay, en lo que hoy es la
Provincia Canadiense de Ontario. Allí, el jefe descubrió una Inmensa Mina de Plata.
Rápidamente, llamó
al resto de la tribu para que se reunieran con él y, tras dar gracias a
Nanabozho y rendirle culto, empezaron a extraer el mineral.
Muy pronto, los
Ojibwa fueron famosos entre los Indios Algonquinos, por su Fina Artesanía, y
sus Ornamentos de Plata.
Nanabozho era más
querido que nunca por la tribu Ojibwa, y también por el resto de Tribus
Algonquinas.
LA ENVIDIA DE LOS
SIOUX
Sin embargo, no
todo el mundo estaba contento de admirar, la bendición recibida por la noble
tribu Ojibwa.
Los guerreros Sioux
sintieron una envidia creciente, de los ornamentos de plata que lucían sus enemigos.
Por ésta causa,
siguiendo la pista de la Mina de Plata, cayeron sobre el Campamento Ojibwa, intentaron
todo lo que estuvo en su mano, para arrancarles a los hombres de la tribu
Ojibwa, cuál era el Origen Oculto de aquella Plata; Asaltaron el Campamento,
Torturando y Asesinando a los Ojibwa, para conseguir que les confesaran, la Secreta
Localización de la Mina.
Pero a pesar de
todo, los leales Ojibwa, jamás revelaron el secreto de la generosidad de
Nanabozho.
Miembros de la tribu de los Sioux
Al darse cuenta de
que su Tosca Táctica no daba resultado, los Sioux decidieron intentarlo de otro
modo, los Astutos Jefes Sioux disfrazaron a uno de sus más hábiles exploradores,
como a un miembro de la tribu Ojibwa, y le ayudaron a introducirse en su
campamento sin ser visto, una vez allí, el Explorador Sioux, observó y escuchó,
muy pronto, conocía la secreta localización de la mina, y rápidamente fue a
contarles a sus jefes, su descubrimiento; sin embargo, cuando volvía a su
poblado, el explorador Sioux cometió el grave error de parar en un puesto
comercial, para comprar algo de comida, sin nada con que pagar, ofreció uno de
los pedazos de Plata, que había robado a los Ojibwa como prueba de su
descubrimiento de la mina.
Los comerciantes
blancos, abrieron sus ojos como platos ante la visión de una plata tan pura.
Como si sus mentes
fueran una, los hombres blancos se abalanzaron sobre el explorador Sioux, a fin
de descubrir de donde procedía aquel valioso mineral.
LA AMBICIÓN DEL
HOMBRE BLANCO
A diferencia de los
Sioux, el Hombre Blanco es muy taimado y sutil, a la hora de persuadir a
alguien.
Los comerciantes ni
siquiera mencionaron la plata, ni se mostraron sorprendidos de que un simple
explorador, estuviera en posesión de tales riquezas, por el contrario, se
ofrecieron a invitar al explorador Sioux a una bebida, y luego a otra, y otra,
y otra, hasta que el agua de fuego, le soltó la lengua; solo entonces los Astutos
Comerciantes Blancos, supieron dónde había conseguido el Sioux una plata tan
bella.
El Ingenuo
Explorador accedió finalmente a mostrarles la mina….
Pero Nanabozho es
uno de los más poderosos Dioses del Panteón Algonquino. No hay nada que escape
a su conocimiento.
El Dios había visto
al explorador Sioux infiltrarse en el campamento Ojibwa sin ser visto, y
decidió dejar que los acontecimientos siguieran su curso, sin embargo, cuando
vio al explorador cada vez más borracho del Licor del Hombre Blanco, y
revelándoles el Secreto del Origen de la Plata, Nanabozho supo que debía
intervenir.
LA IRA DE NANABOZHO
Mientras el Explorador
Sioux y los 2 Comerciantes Blancos se encaminaban hacia Thunder Bay, Nanabozho
invocó una poderosa tormenta, los vientos aullaban, se desataron lluvias
torrenciales y las olas del Lago Superior, alcanzaron la altura de las
montañas.
Los Indios
Algonquinos que vivían a orillas del lago estaban aterrados, ya que eran
conscientes de que una tormenta como ésta, solo podía ser obra de un Dios furioso.
Nanabozho entre las aguas (Ilustración
de R. C. Armour, de su libro ‘Cuentos de hadas, folklore y leyendas de los
indios norteamericanos’, editado en 1905
Cuando el tiempo
finalmente se calmó, los 2 Comerciantes Blancos habían muerto, y el Explorador Sioux
se encontraba acurrucado en su canoa, balbuceando como un poseso.
Además, donde hubo
en el pasado una amplia entrada a la bahía, ahora había una formación rocosa de
gran tamaño bloqueándola.
Era Nanabozho,
tumbado boca arriba para cerrar la bahía, con sus brazos cuidadosamente
cruzados sobre su pecho.
El Dios se había
desvanecido, justo como había predicho que ocurriría, si algún día el Hombre
Blanco conocía la existencia de la Mina de Plata.
La propia mina
quedó sumergida, pisada por Nanabozho.
Los Ojibwa, capaces
de leer las señales, abandonaron sus trabajos en Plata, y dieron gracias a
Nanabozho, por el tiempo durante el cual habían tenido acceso a la mina.
Vista aérea de Sleeping Giant (el ‘Gigante Durmiente’)
Pero a pesar de
todo, el Hombre Blanco no obedece a esta restricción.
Loco de codicia,
sigue buscando a día de hoy la manera de extraer el precioso mineral de la
bahía.
Aun así, quien
intenta adentrarse en los pozos mineros enseguida se encuentra con el peligro
de inundación en el túnel por la filtración de las aguas de las mareas.
Muchos han muerto
en el intento.
Incluso los
esfuerzos más recientes por bombear agua de los pozos para drenarlos han
fracasado.
No se ha conseguido
extraer ni un Gramo de Plata, del Islote de la Plata del SLEEPING GIANT (‘GIGANTE
DURMIENTE’), desde la furiosa tormenta desatada por Nanabozho.