LAS HERIDAS
EMOCIONALES, QUE PERMANECERÁN EN TU HIJO PARA SIEMPRE
¿Qué cicatrices dejan las heridas
emocionales que sufrimos en nuestra infancia?
Todos tenemos cicatrices emocionales,
aunque intentemos ocultarlas.
Es curioso cómo las heridas que más
persisten frente al paso del tiempo no son las heridas físicas.
Poco nos importa esa cicatriz en la
rodilla del día en el que nos caímos de la bicicleta.
Duele más y por más tiempo, esa
palabra de nuestra madre o de nuestro padre que se hundió en nuestro corazón,
para siempre.
Esas son las llamadas heridas
emocionales, esas heridas sutiles, invisibles, que dejan sin embargo un
terrible castigo y que perduran ya para siempre en nuestra edad adulta.
Intentamos ser los mejores padres, de
eso no hay duda.
Y cada uno lo intenta de la mejor
forma posible.
Todos sabemos que la mejor educación
de los hijos debe llegar por medio del amor.
Que no debemos olvidar establecer una
serie de normas y límites y que, aunque nos duela, debemos emplear en numerosas
ocasiones el NO ante muchas de las peticiones de nuestros hijos.
Pero todos cometemos errores, y en
algunos casos, son errores cuya herida deja una inmensa cicatriz en nuestros
hijos.
Pero como no se ve, no somos
realmente conscientes de ello. Intentemos evitar en la medida de lo posible
todas estas heridas emocionales para evitar el mayor número de cicatrices
futuras en nuestros hijos:
1. LA HUMILLACIÓN.
Cada vez que le dices a tu hijo cosas como '¡No
seas tan torpe!' o '¡Pero mira que eres malo!', le estás humillando.
Un niño
humillado por sus padres crecerá con una terrible herida en su autoestima.
Si
las personas que más quiere, en las que confía, le reprochan constantemente
aquello que no hace bien, sus pequeños errores, su incapacidad para hacer
ciertas cosas... o resalta cualquier pequeño defecto que pueda tener, estará
minando para siempre la confianza del niño en sí mismo.
Cuando crezca, será
terriblemente tímido, se sentirá inferior a los demás, o por el contrario,
intentará hacer lo mismo que sus padres hicieron con él, convirtiendo a los
demás constantemente en foco de burlas, llamando la atención mediante un
comportamiento inadecuado o intentando 'camuflar' su baja autoestima bajo una
falsa máscara de prepotencia y tiranía hacia los demás.
2. AUSENCIA DE LOS PADRES.
No hay un sentimiento más desolador para un
niño que el sentirse abandonado.
Cuando siente que sus padres no están, se
siente 'abandonado'.
Esto le genera un vacío y una serie de miedos con los que
tendrá que luchar el resto de su vida.
Muchos de los niños que no se sintieron
queridos de pequeños, que se sintieron abandonados por sus padres, se pasan el
tiempo, durante su edad adulta, buscando emociones fuertes, actividades de
riesgo... al tiempo que rechazan el cariño y contacto físico.
Además, tendrán
problemas para entablar relaciones estables y trabajos o proyectos duraderos.
3. LA INJUSTICIA.
Sabemos que la justicia es algo que cambia en los
niños según sea su edad.
Así, mientras que para un niño muy pequeño de apenas 3
años, todo lo que no sea atender sus necesidades y apetencias es 'injusto',
para un niño de unos 8 años, es mucho más injusto que él reciba un castigo por
algo que hizo o no hizo y que su hermano no lo reciba por un mal que considera
'similar'.
Pero, más allá de esas percepciones de los niños, sí hay hechos
justos o injustos.
Por ejemplo, hacer con frecuencia regalos a uno de los
hermanos y al otro no, tratar a los hijos de forma diferente, tener preferencia
por uno de los hijos y que el resto lo note...
El sentimiento de injusticia
hará que tu hijo, cuando crezca, intente ser lo más rígido posible con todos:
alguien autoritario, terriblemente perfeccionista y exigente consigo mismo y
con los demás.
Muy poco dado al sentido del humor, será un adulto ante todo,
racional. Tendrá problemas para canalizar sus emociones.
4. LA TRAICIÓN DE SUS PADRES.
Para un niño, la traición de sus padres
es sin duda la más dolorosa.
A veces nos ocurre, como padres, que lanzamos al
aire promesas, sin darle demasiada importancia. Luego no las cumplimos.
Para
nosotros parecerá una tontería, pero para los niños esto tendrá una terrible
consecuencia.
Para ellos significará que no puede confiar en sus padres, porque
le han defraudado.
Las promesas se cumplen.
Si tu hijo se siente constantemente
defraudado por sus padres, crecerá con la sensación de que no puede confiar en
nadie.
Por eso, se convertirá en un adulto terriblemente controlador, que no
deje absolutamente nada a merced de la improvisación.
Controlador y
perfeccionista, terminará siendo muy exigente con los demás.
Será incapaz de
delegar responsabilidades y por supuesto, huirá constantemente de la soledad.
5. SENTIRSE RECHAZADO.
El rechazo, como la humillación, es una
auténtica mina para la autoestima.
Si un padre habla constantemente de su hijo
como 'un estorbo', o le hace creer 'que no es el hijo que él esperaba', el niño
terminará creyendo que de verdad es un estorbo.
Cuando el niño siente que a sus
padres 'no les gusta como es' por cualquier cosa, se sentirá rechazado.
De
mayor, tendrá una gran dificultad para expresar sus emociones.
El miedo
constante al rechazo le convertirán en un adulto incapaz de entablar relaciones
personales estables. Preferirá la soledad.
6. ANULAR LAS EMOCIONES DE LOS NIÑOS.
Ese 'No llores por tonterías' o
el 'Nada de enfadarse por tontunas' hacen más daño a tu hijo del que imaginas.
El rechazo de las emociones,
trastocan por completo, la inteligencia emocional en la infancia.
Si prohíbes al niño llorar, sentir
ira o miedo, estarás anulando sus emociones básicas.
De mayor, será incapaz de
gestionar sus emociones porque no aprendió a hacerlo de pequeño, y se mostrará
como un adulto frío y terriblemente racional, o por el contrario, al no ser
capaz de controlar las emociones, puede que se transforme en un adulto
demasiado impulsivo, incapaz de dominar sus momentos de euforia, pánico o ira.
7. ARREBATARLE LA INFANCIA.
Algunos padres exigen responsabilidades de
adulto a los niños.
Esos niños que trabajan con 8 años, o aquellos que deben
cuidar de sus hermanos siendo ellos aún niños, niños a los que se les exige
sacar siempre las mejores notas, a los que se les castiga si no son capaces de
sacar la mejor puntuación en todo lo que hacen...
El sentir responsabilidades
de adultos o una presión demasiado grande por parte de sus padres les hace
madurar antes de tiempo y les priva de una infancia que jamás recuperarán.
Esto
les genera una frustración que, ya durante la etapa adulta, se transformará en
falta de confianza en sí mismos y en algunos casos, desilusión por la vida.
8. LA FALTA DE AFECTO.
Muy similar a la sensación de ausencia de los
padres, cuando no se da suficiente cariño a un hijo, experimenta cierto retraso
en el crecimiento, tanto físico como emocional.
De mayor tendrá muchos
problemas para relacionarse con los demás, porque será incapaz de mostrar sus
emociones.
La falta de afecto de los padres,
anulan en el niño el sentimiento de afecto hacia los demás, de empatía y
compasión.
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