sábado, 23 de marzo de 2019

Jacques Yves & Simone Cousteau


Jacques Yves & Simone Cousteau, pasaron toda su vida en el mar, no se conformó con inventar los equipos de buceo actuales, recorrió el mundo a bordo del Calypso para enseñarle a la humanidad la enorme riqueza de la vida de los océanos.


Muchos hombres y mujeres han crecido entre sus imágenes, muchos fueron contagiados por su "PASIÓN POR EL MAR", muchos jugaban de chicos a ser buzos del Calypso, conocían todas sus historias y sus inmersiones.

Pero la mayoría de la gente jamás conoció la historia del día que el Calypso se encontró en emergencia.

Aquel día pudo haber sido el último día de una historia que aún no había comenzado.

Terminaba la década del ´40, no era una época fácil en Europa. La segunda guerra mundial había dejado a Francia en ruinas.

Jacques Cousteau, un joven oficial de la marina decide dar un vuelco a su vida, con la ayuda de sus amigos compra un viejo dragaminas fuera de servicio y lo bautiza "Calypso", renuncia a la marina y convence a un grupo de buzos para que lo acompañen a la gran aventura: RECORRER LOS MARES DEL MUNDO FILMANDO LOS FONDOS OCEÁNICOS.

Todos sus ahorros se gastaron en equipamientos, vendió su casa para costear el viaje, todo su pasado y su futuro estaban puestos en ese viejo barco.

Partieron rumbo al Mar Rojo donde planeaban filmar su primera película; al llegar anclaron el barco cerca de la costa de Egipto y todos los hombres fueron al agua, en el Calypso sólo quedó la esposa de Cousteau, Simone.

Mientras que los buzos estaban bajo el agua el cielo se cubrió de nubes, la superficie del mar se encrespó, comenzó a soplar un fuerte viento.

Los buzos no pudieron volver al barco, nadaron hacia la costa.

Una vez ahí contemplaron al Calypso como se sacudía con cada golpe de ola, tironeando el cabo del ancla que se rompería en cualquier momento, Cousteau temía por su esposa, una mujer delgada que no tenía idea de barcos ni de navegación, los buzos presos de impotencia esperaban la rotura del cabo del ancla para ver como todas sus ilusiones se hundían con el viejo buque, lo que se esperaba finalmente sucedió, el cabo se rompió en un estallido seco e inmediatamente se escuchó el motor del barco que se ponía en marcha, viraba a babor y se internaba en el mar de frente a la tormenta, al timón estaba Simone Cousteau y no parecía estar dispuesta a dejar hundir al Calypso, como no sabía nada de náutica decidió ir mar adentro donde no podría chocar con nada. Viajaba hacia la tormenta.

8 horas duró la lucha entre el viejo dragaminas y el mar, oc8ho horas donde una mujer sola, que nunca antes había estado en un barco, sacaba fuerzas de la nada para evitar que los sueños de su marido se hundieran ese día.

Cuando la tormenta terminó llevó al barco hacia la costa que se veía a la distancia, pero como no lo sabía atracar y ya no tenía ancla, simplemente lo dejó flotar a la deriva con el motor apagado esperando que los buzos, que miraban la maniobra desde tierra, se pudiera acercar a nado, al llegar encontraron a una Simone sonriente que, ante la sorpresa de todos, los recibió con café caliente.

Pasaron muchos años y el viejo dragaminas se convirtió en uno de los buques oceanográficos más famosos del mundo, navegó por todos los mares y visitó todos los puertos. COUSTEAU ADQUIRIÓ FAMA INTERNACIONAL.

En 1980, en un reportaje un periodista le preguntó si era difícil comandar el Calypso, Cousteau contestó:

"No, si está Simone a bordo, ella es la cocinera, la madre de 30 marineros, la que aconseja, la que pone fin a las peleas, la que nos manda a afeitar, la que nos reta, la que nos acaricia, la peluquera de a bordo, nuestra mejor crítica, nuestra primera admiradora, la que salva al barco de las tormentas.

Ella es la sonrisa cada mañana y el saludo antes de irnos a dormir; el Calypso podría haber vivido sin mí... pero no sin Simone"

Una mujer que vivió entre cámaras y nunca se dejó fotografiar, no figuró en ninguna de las enciclopedias del Calypso se negó a ser vista en las películas y la mayoría de la gente nunca vio su cara, Simone Cousteau.

lunes, 18 de marzo de 2019

La historia del ANTIGUO CAMINO CARACAS-LA GUAIRA, O CAMINO DE LOS ESPAÑOLES


La historia del ANTIGUO CAMINO CARACAS-LA GUAIRA, O CAMINO DE LOS ESPAÑOLES

En una hermosa crónica de JACINTO ÁVILA con fotos de CARLOS FLORES, publicada en abril de 1963, nos paseamos por las remembranzas de una época colonial y de un pasado reciente de aquellos senderos que dieron y dan a Caracas personalidad de valle y belleza de ciudad

CUÉNTAME
El antiguo camino de La Guaira a Caracas tiene una historia tan larga como su destino.

En su origen guió los pasos del conquistador hacia el Valle de las Maravillas, y la particularidad que su constructor originario lo recorrió a la inversa.

Don Diego de Osorio, fundador de La Guaira, en efecto llega a la rada por tierra y no por mar.

Par el año 1595, la ruta seguida por Osorio se convirtió en camino.

Así se quedó durante un siglo, como precaria vía entre la rada y el Valle. No fue sino el año 1604, cuando SANCHO DE ALQUIZA lo reformó.

El antiguo camino de Caracas a La Guaira, empedrado en el año 1604 por SANCHO DE ALQUIZA, en cuya empresa perecieron unos 100 mil indígenas

La reforma consistió en su empotramiento.

El pavimento de piedras costó el sacrificio de 100 mil indios, que murieron en la realización de semejante empresa.

Con todo el camino había quedado habilitado no sólo para el tránsito a pie y a lomo de bestias, sino también para el paso de coches tiros por caballos.

De allí que el Valle descubierto por Diego de Losadas, donde fundó la ciudad Santiago León de Caracas, el 25 de julio de 1567, fue meta de los viajeros y comerciantes provenientes de La Guaira.

La torre de vigilancia reconstruida, fue instalada como mirador estratégico para salvaguardar la ciudad de Caracas del ataque de piratas

Para el año 1757, registra en sus apuntes el Comandante Joseph de Matos, existían en el Litoral 17 castillos, construidos para la defensa del Puerto.

Posteriormente, se construyeron los “CASTILLITOS”, para igual función en la ciudad, cercanos al lugar conocido con la denominación de “SANCHORQUIS”, muy próximo a las “BATEAS” y “CANOAS”, sobre “LA PUERTA” DE CARACAS.

Era el mirador del Valle donde se levantaba la ciudad que en muchas ocasiones fue atacada por los piratas.

Desde allí ejercía vigilancia el centinela que daba la voz de alarma a la pacífica población.

Una vista panorámica de Caracas.
El sitio ideal para el descanso y para abstraerse en la contemplación del paisaje avileño

Asimismo, ese camino con el devenir de los siglos, fue la ruta que siguieron viajeros ilustres.

Alejandro de Humboldt lo calificó de obra extraordinaria.

Ferrocarril Caracas – La Guaira.
Túnel Boquerón, año 1906

Era, por decirlo así, la vía obligatoria de comunicación entre Caracas y La Guaira, hasta el año 1873, en que fue inaugurado el Ferrocarril, en épocas del General Guzmán Blanco.

Foto de 1959. Los antiguos paseos por el viejo camino de La Guaira eran animados
Este grupo de excursionistas hace un alto para descansar y tomar alimentos

Otro camino carretero distinto al del cerro que nos ocupa, vino a cobrar auge los primeros lustros del siglo XX.

La nueva vía era más plana, pero en ningún momento tuvo las vistas tan atractivas que conserva el camino del cerro.

Ferrocarril Caracas – La Guaira. Entrada al Túnel Boquerón 1906

En la época que el Pbro. Santiago F. Machado puso de costumbre las peregrinaciones hacía Maiquetía, por el mes de febrero, se veía pleno ese camino paralelo por devotos de la Virgen de Lourdes.

Costumbre que con los años se perdió.

Foto de 1962.
Ya en los años 60 transitaban por el viejo camino o ruta de los españoles, vehículos de doble transmisión

No obstante, el antiguo camino de los españoles conserva en muchos trechos, el vestigio de su origen.

Existen muchos tramos donde el empedrado se mantiene intacto.

Es por lo tanto un paraíso para los excursionistas.

Ofrece parajes de ponderada belleza.

En su principal tramo de Caracas a Los Castillitos eran muy animadas las tardes sabatinas y las mañanas dominicales por los caraqueños, excursionistas y turistas en general.

Los incendios que se registraban con frecuencia con perjuicio de la flora y la fauna de la zona, obligó a las autoridades respectivas a tomas medidas en el sentido de evitarlos.

En el año 1941, fue necesario construir un Cinturón Cortafuegos, a lo largo de las faldas del Ávila, desde Cotiza hasta Petare.

El Fortín del Ávila, tomando el Camino de los Españoles iniciando en el sector Puerta Caracas

El servicio conservacionista del entonces Ministerio de Agricultura y Cría (MAC) estableció desde entonces ciertas limitaciones en el tráfico por el antiguo camino.

Se realizó entonces una fuerte campaña de concienciación ciudadana en el sentido de prevenir, cuidar y evitar el fuego.

También en esos años se realizó una repoblación forestal, en las estribaciones de Cotiza, Los Venados, el Cerro de El Papelón, y otros sitios pintorescos.

En los márgenes del camino que conduce desde Puerta de Caracas a Los Castillitos fueron sembrados muchos bosques “rompimientos” que le dan al lugar singular belleza.

Prosperó la vegetación de plantas de THARAS y CASUARINAS, y, si el incendio no se provoca intencionalmente no hay posibilidad de que allí se origine.

Sin embargo, esto se podría evitar con la vigilancia que actualmente existe ejercida por la Guardia Forestal.

1998. Valla, puesto de la Guardia Nacional, Camino de Los Españoles

Igualmente se han tomado otras previsiones, entre las cuales está la cerca marginal para evitar que los visitantes penetren en la maleza.

Además, existen sitios ideales para detenerse en la marcha, bien sea para descansar o para abstraerse con la contemplación del paisaje.

En la actualidad los vehículos de doble transmisión o tracción pueden llegar hasta un punto cercano a LAS BATEAS, al pie de Los Castillitos.

Pero el tráfico más constante es el de recuas, que proceden de “GALIPÁN”, y siempre bajan cargadas de flores.