LOS ORÍGENES DE LA LEGIONES ROMANAS
Lo que
hoy en día se conoce como LEGIÓN ROMANA; consistía en una Unidad Militar de Infantería Básica compuesta por un
Cuerpo de Infantería Pesada de unos 4200 hombres, según el Historiador Antiguo
Polibio, que más tarde alcanzaría entre los 5200 y 6000 Soldados de Infantería
y 300 Jinetes para completar un total de entre 6000 y 6300 efectivos, según nos
cuenta Tito Livio; las Legiones
tenían asignado un nombre y un número; se identificaron cerca de 50, pero nunca
llegaron a existir tantas en un mismo momento de la historia de Roma; usualmente
había 28 legiones con sus Auxiliares, y se reclutaban más según las necesidades
y la situación en cada momento.
EL ORIGEN
DE LA LEGIÓN
Se
especula de la época de origen en el periodo monárquico previo a la réplica.
La legio englobaba al Ejército
Romano en su totalidad, Compuesta de Ciudadanos Romanos, reclutados para las
armas.
En el Campo
de Batalla formaba al estilo de la Falange Clásica de las Polis Griegas, una
formación muy cerrada y consistente pero de escasa movilidad, en la que los
soldados oponían un frente de Picas al enemigo.
Nada
cambió con el advenimiento de la República Romana, en la que la legio se subdividió en 2 Legiones
Separadas, cada una bajo el mando de 1 de los 2 cónsules.
Los
primeros años de la República se caracterizaron por las continuas invasiones
del Territorio Romano, que realizaban los vecinos de la Urbs.
La
formación de Falange estaba totalmente adaptada para combatir en terreno llano,
por lo que mientras Roma no salió del Lacio no se cambiaron las disposiciones
tácticas de la Legión.
Fue
durante las Guerras Samnitas (Guerras
Intermitentes entre el 343 y el 290 a.c.) cuando las Legiones se organizaron de un modo
más formal, ya que se vieron obligadas a luchar en un Terreno Montañoso, no
apto para la Falange.
Fue
también por entonces cuando las campañas empezaron a estar estratégicamente
mejor planificadas y el Ejército Consular se dividió en 2 legiones.
Debido a
esto se pasó del sistema de falange al sistema de Manípulos y Centurias, más
flexible y apto para el terreno montañoso.
Más tarde,
tras la reforma de Cayo Mario, se adoptó el sistema de cohortes, formadas por
unos 480 hombres divididos en tres manípulos de 160 soldados, pues cada
manípulo estaba compuesto por dos centurias de 80 hombres.
Durante
el Imperio (al
menos desde el año 30a.c. hasta el año 284d.c.), la legión era comúnmente reforzada por Tropas
Aliadas, los Auxilia, compuestas por soldados que no eran Ciudadanos Romanos y
cuyo propósito principal era apoyar a las Legiones Romanas en Combate,
compuestas en exclusiva por Ciudadanos Romanos.
Estas Tropas
Auxiliares eran reclutadas entre mercenarios o entre pueblos cuya habilidad
bélica era bien conocida en el Mundo Antiguo, como los Jinetes Númidas o los Honderos
Baleares.
Durante
estos períodos finales de la República de Roma y la Roma Imperial, las legiones
desempeñaron un Rol Político importante, al tiempo que se Profesionalizaban completamente.
Sus
acciones podían asegurar el destino de un Emperador Romano, o destruirlo.
Un
ejemplo es la caída de Vitelio en el Año de los 4
Emperadores, decidida en el momento en que las legiones del Danubio, eligieron
apoyar a Vespasiano.
Cerca del
Siglo I a.c., la Amenaza Demagógica de las legiones quedó claramente identificada.
Los Gobernantes
no podían alejarse de sus Provincias, con sus legiones.
Cuando Julio César cruzó el Río Rubicón, para
dejar sus Provincias y Trabarse en Armas en Italia, se precipitó una Crisis
Constitucional.
COMPOSICIÓN Y JERARQUÍA
En
la época de la República Romana, la existencia de las legiones fue
efímera.
Con
excepción de las Legiones I a IV, que formaban el Ejército Consular (2 por Cónsul), las otras unidades se
reclutaban por campaña.
El
carácter permanente tuvo lugar fundamentalmente por cuestiones internas: en
particular para garantizar su lealtad al Emperador, y no a sus generales.
Durante
el Imperio, la legión fue estandarizada, con símbolos y una historia
individual, en donde los hombres servían con orgullo.
Las
legiones eran Comandadas por un legado o legatus, rondando los 30 años de
edad, usualmente serían Senadores por 3 años, los subordinados inmediatos del
legado serían 6 Tribunos Militares
elegidos: 5 Oficiales Regulares y el Sexto, un Noble, representando al
Senado.
Había un
grupo de Oficiales prestando Servicios Médicos, Ingenieros, Cronistas y el PRAEFECTI CASTRORUM (Prefecto o Comandante
de Campo), que había servido como PRIMUS PILUS, o PRIMER
CENTURIÓN, siendo éste un personaje muy respetado.
Por
debajo del PRIMUS PILUS se hallaban los Centuriones, que tenían
como subordinado a un Optio, por debajo se hallaba la Masa
de Legionarios, entre otros Especialistas como Sacerdotes y Músicos.
LOS
ÉQUITES
Esta era
originalmente la unidad más prestigiosa, donde los romanos jóvenes y saludables
comenzaban a destacarse antes de iniciar sus carreras políticas.
El Equipamiento
necesario era pagado por cada Jinete, y consistía en un Caballo, Escudo
Redondo, Casco, Armadura Corporal, Espada y una o más Jabalinas.
La Caballería
era excedida en número en la legión.
En un
total de cerca de 3 000 hombres, habría apenas unos 300 Jinetes, divididos
en 10 unidades de 30 hombres.
Al mando
de cada unidad se hallaba un decurión.
A esta
caballería pesada se sumaba una caballería ligera, que reclutaba ciudadanos más
pobres y jóvenes de buena salud, pero sin la edad suficiente para entrar en
la HASTATI o en
la ÉQUITES.
INFANTERÍA LIGERA O VÉLITES
Los vélites eran
básicamente lanzadores de jabalina y hostigadores en general,
y no tenían una organización formal precisa o una función en el campo de
batalla; eran utilizados según la necesidad, y provenían de los Estratos
Económicamente más bajos de la Sociedad.
INFANTERÍA PESADA
Era la Unidad
Principal de la Legión; se componía de Ciudadanos Legionarios que pudieran
pagar el equipo, compuesto de Casco de Bronce, Escudo, Armadura y Lanza Corta (Pilum).
El arma
preferida era el gladius,
un tipo de Espada Corta.
La Infantería
Pesada estaba subdividida de acuerdo a la experiencia de los legionarios, en 3
líneas separadas:
Los HASTATI (sing. HASTATUS):
Eran los
más jóvenes y formaban la Línea Delantera. Iban Armados con 2 Pila de distintos
pesos, para que una tuviera más alcance y la otra Perforase los Escudos.
En el
cuerpo a cuerpo, empleaban la Espada. Como Armadura era común el uso de Placas de
Bronce sujetas con Correas de Cuero, que tapaban el Corazón y parte del Pecho.
También
utilizaban Casco de Bronce y el Scutum
(Escudo Largo Romano).
Los PRINCIPES (sing. PRINCEPS):
Se
trataba de hombres con edades rondando los 30 años, componían la Segunda Línea de
la legión, e iban armados al igual que los primeros, pero en lugar de la placa
del pecho, podían pagarse una Coraza de Cota de Malla de Anillos.
Los TRIARII (sing. TRIARIUS):
Eran los Soldados
Veteranos y alineados atrás, que sólo entraban en combate en situaciones
extremas.
A
diferencia de los Príncipes, en lugar de los Pila manejaban una Lanza Larga,
formando una Sólida Falange Erizada de Puntas de Lanza, que contuviera al
enemigo.
Cada una
de estas líneas estaba subdividida en manípulos, la menor subunidad del
ejército, compuestas de 2 Centurias comandadas por el Centurión Mayor.
La Centuria
como unidad de combate, estaba formada por 80 hombres.
Su nombre
viene dado por ser la unidad que acompaña al Centurión.
Suele
pensarse erróneamente que poseían 100 hombres, porque se asocia Centuria a Ciento, y eso es Totalmente
Equivocado.
Cada Centuria
tenía su estandarte, y estaba compuesta por 10 unidades llamadas Contubernia.
En un Contubernio
había 8 soldados compartiendo Tienda de 4 Plazas (los otros 4 estarían siempre de guardia), Piedra de Moler, una Mula y un
Caldero (dependiendo de la
duración de la travesía), y en batalla, los Manípulos estaban organizados
comúnmente en una Formación Cuadriculada llamada QUINCUX.
Los Manípulos
de Príncipes cubrían
los espacios abiertos dejados por los Hastati,
siendo cubiertos los propios por los Manípulos Triarii.
En las Cohortes,
los 3 Manípulos formaban juntos en línea, pero dejando una distancia
entre sí suficiente como para que la Segunda Centuria de cada Manípulo,
pudiese ocupar el espacio entre las Centurias situadas al frente.
Esta
formación, dispuesta con 3 Centurias de frente por 2 de fondo, ocuparía un
espacio en el campo de batalla de aproximadamente unos 75mts de frente, pero
teniendo que dejar un espacio de 15mts con referencia a la Cohorte situada en su Flanco
Izquierdo, de forma que su Centuria situada en la Segunda Línea a la izquierda,
pudiera desplegarse en éste espacio.
Cuando se
desplegaba una Legión en el combate, cada Centuria, formaba normalmente un
cuadrado de 10 hombres de frente, por 8 de fondo.
Así, una Centuria
se colocaba tras la otra, y formaba un Manípulo, constituyendo un cuadrado
de 10 hombres de frente, por 16 de fondo.
En las Crónicas
de Polibio
y Vegecio,
se relata que el espacio entre filas era de 3 pies, siendo entre columnas de 4
pies (tomando como referencia
que un infante pertrechado ocupa un espacio de 2 pies de ancho por 1 de fondo -60x30cm-, deducimos que cada Centuria podía ocupar un
cuadrado aproximado de unos 50 pies de frente por 40 de fondo, es decir, 15
metros por 12); pues,
las Cohortes
generalmente se disponían en 3 líneas denominadas Acies, o al menos para CÉSAR la formación en “Triplex
Acies” es la habitual, en caso de que se contase con pocos efectivos,
también se podía formar en “Acies Duplex”, pensada para poder mantener
un mismo frente de batalla ante un enemigo superior en número, evitando así el
ser superado por las alas y, una vez envuelto, derrotado.
Dado que
una legión estaba formada por 10 Cohortes, en la formación de Triplex
Acies se obliga a que una línea tenga una Cohorte más que las otras
2, siendo habitual el despliegue en el campo de batalla de Cohortes de distintas Legiones,
eso sí, procurando que las Cohortes de una misma legión,
estuvieran próximas unas a otras.
ARMAS DE PROYECTILES
Como una
evolución de la Tecnología Militar Griega, los Romanos supieron perfeccionarla
para construir Poderosas Máquinas; fue Julio Cesar el Primer General, en
utilizar la Artillería masivamente en campo abierto.
Con
cuerpos de madera, la mayoría de las Máquinas se basaban en la utilización de
la Torsión de Grandes Madejas de Fibra o Crines de
animales como fuerza impulsora, para el lanzamiento de Dardos o grandes Piedras.
La Artillería
Romana consistía primordialmente en 3 Clases de Máquinas:
BALISTA:
Arma
pesada principal del Ejército Romano, Lanzaba Dardos o Piedras en una
trayectoria relativamente horizontal a una distancia de hasta 180 metros.
El peso
de los Proyectiles variaba entre el ligero de poco más de ½ kilo, al de 800gr.
Una
legión generalmente disponía de 10 de éstas armas, una por cada Cohorte.
ONAGRO:
Era una
máquina que lanzaba masas sólidas (Grandes
Piedras), como
una honda, a una distancia máxima de 300 metros, su uso no era muy popular, y
la razón reside en que eran muy difíciles de fabricar, y aún más de mantener,
puesto que sufría averías constantemente.
El Onagro
era un Arma de sitio más que un arma para el campo de batalla. Las legiones que
disponían de ésta arma, contaban con 3 unidades de la misma.
ESCORPIÓN:
Era un
arma que Arrojaba Flechas o Jabalinas, esta generalmente tenía un cuerpo
metálico, aunque también podía ser de madera, las flechas que se usaban como
proyectiles, tenían una medida de 70 centímetros, y podían ser disparadas hasta
una distancia de 350 metros. Cada Legión disponía de 59 de éstas, una por cada Centuria.
CAYO MARIO Y LA REFORMA
La División
de la Infantería en Secciones Especializadas, Hastati, Príncipes
y Triarii,
desaparecerá con la reforma de Cayo Mario, a finales del Siglo II a.c.
A partir
de la reforma, la Infantería Legionaria constituye un Cuerpo Homogéneo de
Infantería Pesada, sin distinciones por razón del armamento o la edad de los
soldados, aunque pervivió de algún modo en la nomenclatura de los empleos de la
oficialidad con fines de escalafón.
Del mismo
modo, se eliminó de la legión el contingente de vélites, que ya estaba
totalmente en desuso: la infantería
ligera de las legiones primitivas era muy poco efectiva, como se demostró una y
otra vez durante las guerras púnicas, y fue sustituida por cuerpos
especializados de “auxiliares”, que
en la época imperial procedían de levas entre los indígenas de las diversas
provincias, agrupándose según su origen étnico y conservando su indumentaria y
estilo peculiar de combate.
Estos
cambios fueron debidos a la necesidad de crear un nuevo contingente
militar para defender el territorio romano tras las gravísimas derrotas
sufridas en las guerras contra cimbrios y teutones, 2 tribus germánicas que
habían atravesado las fronteras romanas en el transcurso de su migración hacia
la Galia, entre los años 106 y 105 a.c.
Estas
derrotas, de proporciones catastróficas, junto con el progresivo desinterés por
la milicia por parte de las clases sociales superiores, implicaban que la
cantidad de hombres disponibles para combatir era demasiado exigua, y
supusieron el paulatino abandono del concepto “ejército de ciudadanos” o ciudadano-soldado
por parte de Roma.
Mario
instituyó un ejército profesional de nueva planta, reclutado entre las clases
sociales inferiores, los infraclassem, hasta entonces exentos del
servicio militar.
A partir
de este momento, el legionario es un soldado profesional, que recibe una paga
por su servicio y la promesa de mejoras económicas una vez concluido, pero esto
implicaba también un grave riesgo para la estabilidad de la República, ya que a
partir de este momento los soldados con frecuencia depositaban su lealtad más
en su comandante que en su metrópoli.
Más aún
cuando determinados generales armaban y financiaban legiones de su propio
bolsillo (como hizo César en la guerra de
las Galias).
De ahora
en adelante, el ejército se convierte en un factor decisivo en la vida Política
Romana, puesto que cualquier personaje que cuente con el apoyo de las legiones
puede utilizarlas como herramienta para obtener el poder.
Desde
entonces, las cohortes, de las cuales habría 10 por legión,
sustituyen a los manípulos como unidad táctica básica. Cada cohorte se compone
de o centurias y es liderada por un centurión pilus prior.
El
centurión mayor de la legión es llamado primus pilus, un soldado de
carrera y asesor del legado.
De las
diez cohortes que integran la legión van numeradas, obviamente, del I al X,
pero están organizadas jerárquicamente: la Cohorte I tiene el doble de soldados
que las demás, generalmente la componen los más veteranos y se despliega en
primera fila.
Por el
contrario, la cohorte X despliega en segunda fila y está compuesta por los
soldados más bisoños.
Este
desdoblamiento de la primera cohorte podía en ocasiones extenderse a las demás,
hablándose en este caso de cohortes miliarias.
El
desdoblamiento o duplicación de efectivos no se realizaba aumentando el número
de centurias sino el de soldados, pasando cada centuria a tener unos efectivos
teóricos de 160 hombres.
Podemos
afirmar que una legión normal se componía de alrededor de 6000 hombres de
armas, 300 jinetes y de un gran número de discípulos, sirvientes y esclavos.
Las
legiones que desplegaban 6000 efectivos en batalla permanecieron inalterables hasta
los tiempos de Diocleciano, en la que se redujo el número de soldados por
unidad a unos 1000 para quitar poder a los comandantes.
En
ciertos periodos de la historia de Roma no se cumplieron estos estándares, por
ejemplo: en ciertos períodos de la guerra civil, Julio César tenía solo 3500
hombres por legión, aproximadamente.
Por otra
parte, desde la época de Julio César, las legiones incluían un tren de
artillería bastante completo: cada centuria estaba equipada con una carroballista,
una gran ballesta montada encima de un carro, y cada cohorte con una catapulta,
lo que no sólo incrementaba la potencia de fuego de la legión en el combate a
campo abierto, sino que servía también para la guerra de asedio.
Este
pequeño ejército, capaz de batirse por sí solo en casi cualquier modalidad
militar, arrastraba (especialmente en la
época imperial) una gran cantidad de personal civil no directamente
relacionado con la legión:
comerciantes, prostitutas, “esposas”
de legionarios (que no podían contraer
matrimonio), que al establecerse en torno a los campamentos permanentes o
semipermanentes acababan dando lugar a auténticas ciudades.
En
principio, era requisito imprescindible para ser legionario el poseer la
ciudadanía romana.
TROPAS AUXILIARES
Indudablemente,
surgidos por pura necesidad táctica, dado que la infantería pesada legionaria
precisaba el apoyo de otros cuerpos de caballería e infantería ligera.
Tras la
reforma de Mario aparecen ya cuerpos irregulares de caballería, que reciben el
nombre de auxilia, siendo disueltos al finalizar las campañas.
Pero es tras
la Guerra Social 91 -89 a.c. cuando los auxilia reciben
el impulso definitivo al desaparecer las Alae Sociorum.
Igualmente,
cuerpos de arqueros, honderos y caballería son reclutados, muchas veces
mediante levas forzosas, entre los diferentes pueblos del Mediterráneo.
No
obstante, fue Julio César quien sentó las líneas básicas de lo que luego serán
los auxiliares imperiales al reclutar entre class = ”mw-redirect” galos y germanos unidades de caballería.
Por otro
lado, los cuerpos de infantería auxiliar parecen haber sido más bien una
apuesta de Augusto.
En
cualquier caso, son pequeños destacamentos que acostumbran a acompañar a una
legión ejerciendo una función auxiliar –en
todos los sentidos de la palabra–, pero que también pueden actuar
independientemente.
Su
principal característica es que –salvo
excepciones– están compuestas por individuos que no son ciudadanos romanos,
existiendo fundamentalmente 2 tipos de unidades, tradicionalmente asociadas con
caballería e infantería, que reciben el nombre de ala y cohors,
respectivamente.
Caso
aparte serían las cohortes equitatae, constituidas por un núcleo
fuerte de infantería y un pequeño destacamento de caballería.
Todas
ellas podían ser quinquinariae o miliariae, es
decir, de quinientos o mil hombres.
Sin
embargo, los estudios más recientes confirman lo que ya Cheesman apuntaba a
principios de la centuria pasada: «esta
estructura numeral es demasiado rígida como para ser cierta».
Las
excavaciones de los barracones de los soldados –así como las informaciones del Pseudo-Higinio– arrojan estos datos:
semeja que las cohortes quinquinariae estarían formadas por 6 centuriae de
80 hombres –al cargo de un centurión–
y la miliariae por 10, lo que nos arroja unas cifras de 480 y
800 hombres, respectivamente.
En cuanto
a las alae, las miliariae estarían formadas por 24 turmae de
30 hombres –a los que hay que sumar un
decurión y un portaestandarte, en total, 32- y las quinquinariae por
dieciséis turmae, con cifras totales de 768 y 512 équites.
Por lo
que a las equitatae se refiere, la situación se complica, pero
todo parece indicar que serían unidades de 6 o 10 centurias y 4 u 8 turmae,
según la dualidad antes expuesta.
Aun así,
parece que la diferenciación entre unidades quinquinariae y miliariae es
fruto de los turbulentos acontecimientos de los años 68-69 –aunque en el caso de las alae parece haber algunos
escasos ejemplos anteriores– y que desde la época Flavia habría una clara
tendencia hacia el reclutamiento de unidades miliarias.
Éstas –tanto alae como cohortes– estarían
comandadas por tribunos, mientras que las otras lo estarían por prefectos –ambos de rango ecuestre– (Cheesman, sin embargo, dice que las alae
miliariae estarían mandadas por prefectos).
El
primero de los centuriones o decuriones recibe el título de prínceps y ocupa un
escalafón inferior al subprefecto, asistente del oficial al mando de la unidad.
Queda por
mencionar el hecho singular de las cohortes Civium Romanorum,
igualmente auxiliares, pero compuestas bien por ciudadanos romanos –libertos que no podían enrolarse en las
legiones y que se habrían reclutado en situaciones de emergencia–, bien
por peregrini que recibirían el título como premio por un
hecho de armas destacado.
El título
sería conservado en lo sucesivo por la unidad, pese al licenciamiento de las
tropas premiadas (los auxiliares se
licenciaban con honores tras 25 años de servicio), y estaría bajo el mando
de un tribuno.
Por lo
que se refiere al numerus, en principio designa a cualquier unidad
que no se atenga a la regularidad de las antes mencionadas, como puede ser el
caso de las guardias de corps de oficiales o cargos administrativos, pero en la
forma en que los numeri logran un mayor éxito es como unidades
auxiliares, aunque se diferenciarían de las anteriores por su organización
interna.
Así pues,
los numeri son lo que en origen eran los cuerpos auxiliares: unidades de
nativos reclutados que mantienen su estructura jerárquica y organizativa
propia.
Son, por
así decirlo, un cuerpo de irregulares.
Parece
que su desarrollo desde el Siglo II vendría a paliar la carencia de armas y
modos de combate tradicionales que se produjeron con la paulatina romanización
del modo de combate de los auxiliares.
Esto
anuncia y explica en parte el ulterior reclutamiento de grupos de germanos,
sármatas, iranios o mauritanos –muchos de
ellos derrotados en batallas por los romanos y desplazados a otro frente del
Imperio romano– que se da durante el Tardo-imperio e incluso en Bizancio en
época justinianea.
Otros
cuerpos, como la marina, en estos momentos centralizada en las
flotas de Miseno y Rávena para el Mediterráneo, así como en las periféricas de
Britania, el Rin o el Danubio, sobrepasan ya nuestro marco de estudio.
En cuanto
a las milicias urbanas que existieron, nunca fueron usadas en
los conflictos externos o como tropas de choque.
Así y
todo, para un Imperio tan extenso como el romano, los 240 000 hombres en
armas ofrecidos por Tácito o los 315 000 que se estipulan para inicios de
la década de 160 son escasos, y no digamos las cifras entre 180 000 y
220 000 hombres para los Siglos I-II d.c. que ofrece Cheesman.
EN EL FINAL DEL IMPERIO
Hoy
sabemos lo que ocurrió con el ejército romano en el transcurrir de la
llamada “Anarquía Militar” pese al
triste protagonismo del mismo en estos años.
Sin lugar
a dudas, muchas de las tendencias anteriores se acentuaron, lo que, junto a
notables permanencias, conformó lo que será el ejército del Bajo Imperio.
Cheesman señala que, desde el edicto de Caracalla, la diferenciación entre
cuerpos auxiliares y legiones se hizo cada vez más accesoria, de modo que la
única señal distintiva era su diferente entrenamiento.
Desde
luego, el auge de los numeri y el edicto se combinaron para
hacer de los auxiliares una unidad sin razón de ser.
Sin
embargo, la legión conservó largo tiempo su carácter elitista y su superior
preparación como Señales Distintiva.
LIMITANEI y COMITATENSES. La tradición ha querido ver en los primeros
unas fuerzas fronterizas, como su propio nombre (ribereños) indica, y en los segundos un conjunto de fuerzas móviles
con cierto carácter de élite.
De todo
esto se han derivado numerosos debates que, muy a menudo, han venido a caer en
errores de apreciación y convencionalismos más o menos inventado tiempo atrás.
Así, los
limitanei son poco más que colonos armados, mientras que los comitatenses son
los verdaderos soldados profesionales.
Por
sentido común, cualquier clasificación estricta en historia supone otorgarle al
pasado una simplicidad que únicamente esconde nuestro desconocimiento. Las
realidades siempre son más complejas.
Por lo
que revelan nuestras fuentes, los limitanei son el conjunto de tropas asignadas
a una determinada región, encontrándose bajo la dirección del dux de la misma.
Por su
parte, los comitatenses están ligados más directamente al emperador o a sus
hombres más allegados.
Esta
clase de unidades se encuentran por lo general asentadas en las provincias
interiores, actuando como garantes ante una revuelta interna o el levantamiento
de un usurpador.
Además,
se desplazan con mayor facilidad –que no
rapidez-, al no estar asignadas a ningún territorio en el que tuviesen que
ejercer labores civiles o administrativas, de las que más adelante hablaremos.
A mayores
existían, dentro de esta gran división del ejército, unidades de naturaleza y
tamaño diverso a las que no nos referiremos por falta de espacio, pero que
verdaderamente merecen una mayor atención por parte de la literatura
especializada, a menudo obcecada por los oropeles de la Época Altoimperial.
EL RECLUTAMIENTO LEGIONARIO
Aquellos
que deseaban convertirse en legionarios debían presentarse a las oficinas de
reclutamiento establecidas a lo largo del territorio bajo gobierno romano,
generalmente había una en cada centro urbano importante.
Al llegar
allí debían disponerse a cumplir una serie de requisitos para garantizar su
acceso a la fase de adiestramiento.
Los
requisitos esenciales eran:
·
Tener una
contextura Física Media, Delgado, pero en buenas condiciones de
nutrición.
·
No tener
problemas ni de visión ni de audición.
·
Saber
leer y escribir en latín.
Una vez
admitidos, debían prestar un juramento, dando votos de obediencia a sus superiores,
además de la promesa de nunca desertar.
Ya
cumplido todo esto, se les asignaba un destacamento, al cual era enviado para
iniciar con la etapa de adiestramiento.
EL ADIESTRAMIENTO LEGIONARIO
El
adiestramiento cumplía 2 funciones: fortalecer el cuerpo y enseñar las técnicas
de combate individual y formaciones.
Las
marchas eran una parte muy importante debido a su importancia táctica ya que,
cuanto más rápido se marchase, antes se entraría en combate.
Las
marchas se hacían regularmente sin importar el tiempo.
Todos los
soldados iban cargados con un equipo de unos 25kg y recorrían una distancia de
30km en 5 horas.
Los
legionarios también aprendían a construir campamentos donde pernoctar tras las
jornadas de marcha.
Otra
parte del entrenamiento era, sin duda, el aprendizaje de las formaciones, ya
que eran éstas, las que diferenciaban una legión romana de un grupo de
bárbaros.
Los
legionarios sabían ejecutar relevos de líneas, formaciones de tortuga o testudo y
despliegues de todo tipo.
Los legionarios
se ejercitaban con armas falsas lastradas, para que de esa manera las armas
normales les resultaran más ligeras.
Por último,
hay que hablar de la disciplina; a los legionarios se les enseñaba a obedecer
ciegamente las órdenes, siendo aquellos que las desobedecían severamente
castigados mediante linchamientos, apedreamientos o decimatios, ejecutados por
sus propios compañeros.
LOS SÍMBOLOS DE LA LEGIÓN
Con Cayo
Mario alrededor del año 104 a.c., se ha venido priorizando en el seno
de la legión una de las enseñas tradicionales que estos cuerpos solían llevar
al campo de batalla.
Se trata
del águila romana, que se impone como símbolo legionario por antonomasia,
desplazando allobo, al toro, al jabalí y al caballo, muestras de animales
totémicos pertenecientes a una sociedad campesina.
Las
águilas se realizan en metales nobles –plata
primero, oro después– y se guardan celosamente en el “Aedes Signorum” o santuario del campamento.
La
pérdida de las Águilas, como les sucedió a Craso o Marco Antonio en Oriente o a
Varo entre los Germanos, es el mayor deshonor que puede sufrir un cuerpo
legionario.
El
suboficial al cargo del águila era el aquilifer. A mayores, existen
otro tipo de estandartes, como los “signa”,
“imagines”, “vexilla” o “dracones”:
·
El signum es
el estandarte de cada centuria: rematado en forma de asta o mano –en recuerdo del antiguo manípulo–, se
decoraba con guirnaldas, cruces y discos.
·
En los
cuerpos auxiliares, los “signa”
incluyen imágenes de los emperadores, con lo que el segundo tipo de estandartes
–las “imagines”– es privativo de las legiones.
·
Por su
parte, el vexillum es la bandera que marca la posición
del general en el campo de batalla, pero también es la enseña de los destacamentos
irregulares, por lo que éstas reciben el nombre de “vexillationes”. Se cuelgan de una Barra Cruzada al Mástil de la
enseña.
·
El draco es
una cabeza de animal en bronce con las fauces abiertas, a la que se añade un
tubo de colores y que al agitarlo producía un ruido sordo.
Los
portadores de estas enseñas eran, respectivamente, los Signiferes, Imaginiferes, Vexillarii y Draconarii.
El culto
a las enseñas se realizaba con carácter permanente mediante la deposición en el
“aedes”.
Sin
embargo, existen ocasiones especiales en las que se honran los “Signa” y “Vexilla” (Rosalia Signorum),
las Águilas Legionarias (Natalis Aquilae,
Honos Aquilae).
LAS MENCIONES DE HONOR
Las
condecoraciones del período republicano consistían en coronas, habiéndolas de
varios tipos:
·
Corona gramínea: se concedía por salvar a un ejército.
·
Corona cívica: se
concedía por salvar la vida de un compañero, estaba hecha de hojas de roble.
·
Corona mural: se
concedía al primero en coronar la muralla enemiga.
·
Corona vallar: se concedía
al primero que asaltara la trinchera enemiga.
·
Corona naval:
premiaba la captura de un barco.
·
En la
época imperial se añadieron las phalerae,
los armillae y los torques.
Los
militares de alto rango, podían además conseguir otra clase de condecoraciones:
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Centurión
Jefe y Tribunos subordinados, podían conseguir una lanza de plata.
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Tribuno Jefe,
podía conseguir 2 coronas de oro, 2 lanzas de plata y 2 estandartes pequeños de
oro.
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Los Legados,
podían conseguir hasta 3 juegos de condecoraciones.
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Los Cónsules
y Gobernadores, podían conseguir 4 juegos.