REPÚBLICA DOMINICANA Y VENEZUELA: TRÁFICO DE COCAÍNA
POR EL CARIBE
(Por:
Unidad de Investigación de Venezuela
/ Mayo 24, 2018)
A los narcotraficantes no les resulta fácil, exportar
drogas desde Venezuela.
Allí hay pocos vuelos comerciales, escaso tráfico
marítimo, el sector pesquero ha colapsado y no hay turismo; pero República
Dominicana, a 1.400 kilómetros de distancia, tiene todo esto.
Dado que la cocaína pasa casi sin ninguna
restricción por la frontera con Colombia, donde la producción de la droga ha
alcanzado niveles récord, el crimen organizado ha desarrollado una de las rutas
más prolíficas de la región, que conecta con República Dominicana.
Si bien hay algunos vuelos ilegales que van y
vienen, la mayor parte de las drogas cruza por el Caribe en lanchas rápidas.
La isla ofrece al comercio de drogas algunos de los
mayores puertos con contenedores del Caribe, un activo sector turístico con
vuelos comerciales por todo el mundo, y un floreciente sector de bienes raíces
y servicios bancarios dispuesto a lavar narco-dólares.
La ruta del Caribe se había venido a menos desde
los frenéticos días del Cartel de Medellín, cuando Pablo Escobar y sus socios
usaban la isla de Cayo Norman en las Bahamas para reabastecer de combustible
los aviones cargados de cocaína con destino a Estados Unidos.
A mediados de los años 80s, más del 75 por ciento
de la cocaína incautada en camino hacia Estados Unidos era
interceptada en el Caribe.
Hacia 2010, esa cifra había bajado al 10%, mientras
que Centroamérica registraba más del 80% de las incautaciones.
El resurgimiento de la ruta del Caribe se explica
por 2 factores: el aumento de la inversión de Estados Unidos en la guerra
contra las drogas en Centroamérica y México, y la creciente importancia de
Venezuela como centro regional de la cocaína.
Estados Unidos ha invertido recursos en la
Iniciativa Mérida en México, que comenzó en 2008, y en la Iniciativa Regional
de Seguridad para Centroamérica (CARSI
por sus iniciales en inglés), que ha estado transfiriendo fondos
principalmente a los países del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala).
Esto también ha afectado el tráfico aéreo de
cocaína entre Venezuela y Honduras (para
más información sobre este tema, vea nuestra investigación “Honduras y
Venezuela: golpe de Estado y tráfico aéreo de cocaína”), lo que ha hecho
que se envíen más cargamentos por las altas aguas del Caribe.
Si bien Estados Unidos estableció la Iniciativa de
Seguridad de la Cuenca del Caribe en 2010, a esta se le han dedicado menos
recursos y atención, por lo que no se ha logrado detener el creciente comercio
de cocaína a través del Caribe.
El Departamento de Estado de Estados Unidos
ha identificado a República Dominicana como uno de los principales
países de tránsito de los cargamentos de cocaína que se dirigen hacia el país
del norte, principalmente mediante el tráfico marítimo, que incluye el uso de
lanchas rápidas y contenedores comerciales, como el principal método para el
tráfico de drogas desde y hacia la isla.
También fue identificado por las agencias europeas
como el país de tránsito utilizado con más frecuencia por los cargamentos
de cocaína con destino a Europa.
¿POR QUÉ REPÚBLICA DOMINICANA?
República Dominicana se asienta en el corazón del
Caribe.
Es el país más poblado de la región, con 10,5
millones de habitantes, y es el que tiene la economía más fuerte.
Unos 5 millones de turistas ingresan al país a
través de los aeropuertos internacionales y en las decenas de cruceros que
llegan a sus puertos cada año.
Desde el punto de vista comercial, los seis puertos
de República Dominicana lo convierten en un centro regional para el transporte
marítimo.
Algunos de estos puertos tienen la capacidad de
recibir buques NEOPANAMAX, lo más grandes que pueden cruzar por el Canal de
Panamá.
Santo Domingo es una de las ciudades más antiguas y
grandes del Caribe, con un área metropolitana donde viven casi 3 millones de
habitantes.
Cuenta con hoteles de primera clase, resorts,
restaurantes y casinos, todo lo que desean los nuevos narcotraficantes.
República Dominicana tiene por lejos la economía y
el PIB más grandes del Caribe, junto con un mercado inmobiliario en auge, que
ofrece muchas oportunidades para el lavado de dinero.
El país tiene múltiples rutas que pueden
ser utilizadas por los cargamentos de cocaína.
Para el mercado estadounidense, está Puerto Rico, a
solo 381 kilómetros de distancia.
Si los traficantes logran ingresar cocaína a Puerto
Rico, territorio de Estados Unidos, es fácil llegar a tierra firme, dado que
está dentro de las barreras aduaneras estadounidenses.
Algo similar ocurre con los territorios franceses
de Martinica y Guadalupe en cuanto a los cargamentos dirigidos a Europa
continental.
Los territorios británicos de ultramar, como
Anguila, Bermudas, las Islas Vírgenes Británicas, así como antiguas colonias como
Jamaica, son trampolines hacia el Reino Unido.
Sin embargo, gracias a las ventajas lingüísticas y
a la gran diáspora dominicana, España sigue siendo el principal punto
de entrada en Europa para las drogas que salen de República Dominicana.
España ha sido tradicionalmente la nación europea
con la mayor cantidad de incautaciones de cocaína.
Otra razón por la que República Dominicana es uno
de los países de tránsito favoritos de los traficantes de cocaína es la creciente
sofisticación de las organizaciones de tráfico de drogas (OTD) del país.
Las estructuras criminales dominicanas solían
servir principalmente como transportistas para organizaciones de Colombia y
México.
Ya esto ha cambiado. Las OTD dominicanas han entrado a las grandes ligas.
Hoy en día, los dominicanos están comprando cocaína
en Venezuela, contratando a los venezolanos para hacer el peligroso viaje por
el Caribe, y tomando el control directo de los cargamentos una vez llegan a la
isla.
Pero su trabajo no se detiene ahí: estas OTD pueden
llevar drogas hasta la Costa Este de Estados Unidos.
Allí, la gran diáspora dominicana vende las drogas,
incluso a nivel minorista.
Esto significa que los dominicanos controlan
actualmente una gran parte de los eslabones de la cadena de la droga y pueden
maximizar las ganancias por kilogramo.
Los dominicanos, trabajando con los carteles
colombianos y mexicanos, también actúan como intermediarios para las mafias
internacionales que buscan obtener grandes cargas de cocaína.
Las agencias internacionales de inteligencia de
Santo Domingo han llamado la atención sobre la creciente presencia de figuras
del crimen organizado ruso.
Fuentes de los organismos de seguridad de Estados
Unidos reconocen la creciente importancia y alcance de las OTD dominicanas.
“Tenemos actualmente 4 ó 5 casos de grupos
dominicanos de alto nivel que llevan cantidades significativas de drogas a Estados
Unidos”, declaró una fuente que habló bajo condición de anonimato.
República Dominicana es inmensamente atractiva para
los venezolanos que buscan huir de su país, en colapso, o esconder su dinero de
la hiperinflación y de la expropiación del Gobierno.
La cultura de esta isla caribeña es muy parecida a
la de Venezuela, por lo que se sienten como en casa.
Los venezolanos adinerados han invertido durante
mucho tiempo en casas de descanso y otras propiedades en República Dominicana,
y la inversión ha crecido a medida que las expropiaciones en su país han
aumentado.
Entre 2010 y 2015, la inversión venezolana en
República Dominicana ascendió a US$5 mil millones, principalmente en centros
turísticos, bienes raíces residenciales y comerciales, así como en centros
comerciales. Pero pocos venezolanos se han quedado a vivir en la isla.
Un censo de inmigrantes en República
Dominicana en el año 2012 mostró que en el país solo vivían 3.434 personas
nacidas en Venezuela, 12 años después de que Hugo Chávez llegara al poder.
Sin embargo, esa situación cambió después de que el
presidente Nicolás Maduro asumiera el cargo y el país se hundiera en una crisis
económica en 2013.
Los primeros en llegar a República Dominicana
fueron los venezolanos de clase media y alta que huían de la incertidumbre.
En general, establecieron empresas de servicios de
tamaño mediano y consiguieron empleos como profesionales.
Pero lo que inició como un flujo pequeño se
convirtió en una inundación.
Muchos de los que llegaron más adelante han entrado
a hacer parte de la economía informal, vendiendo arepas venezolanas y otro tipo
de comidas rápidas en las esquinas, ejerciendo trabajo sexual o conduciendo
taxis.
La llegada de venezolanos a través de los
aeropuertos dominicanos aumentó en un 40 por ciento en 2016 en comparación con
el año anterior, con un total de 142.540 viajeros, aunque no hay datos claros
acerca de cuántos fueron con fines turísticos y cuántos se quedaron en la isla.
En un intento por detener este flujo, en diciembre
de 2016 el Gobierno dominicano anunció nuevas restricciones a los
venezolanos que llegan como turistas, como presentar pruebas de medios
financieros o reservaciones de hoteles pagadas.
Una fundación que ayuda a los inmigrantes
venezolanos en República Dominicana estima que actualmente puede haber unos
200.000 venezolanos residentes en el país.
Varias fuentes dominicanas señalan que los
venezolanos vinculados a la administración Maduro están comprando quintas de
lujo en resorts de primera clase como Casa de Campo en La Romana, posiblemente
con ganancias provenientes del narcotráfico o mediante el saqueo de las arcas
del Estado.
Fuentes estadounidenses afirman que en República
Dominicana hay presencia de estructuras criminales venezolanas, las cuales
trabajan con grupos dominicanos, mexicanos y colombianos.
“En realidad, están en control de las principales
organizaciones, orquestando el blanqueo de dinero, el tráfico de cocaína, el
transporte e incluso la distribución”, dijo una fuente de los organismos de
seguridad estadounidenses ubicados en el Caribe.
Si a todo esto se agregan los altos niveles de
corrupción entre la clase política y las fuerzas de seguridad, República
Dominicana tiene el potencial de convertirse en un paraíso para el
narcotráfico.
LAS RUTAS DE VENEZUELA HACIA
REPÚBLICA DOMINICANA
República Dominicana se encuentra a unos 1.400
kilómetros de la costa norte de Venezuela en línea recta.
Los narcotraficantes están usando esta ruta
directa, enviando lanchas rápidas cargadas con hasta una tonelada de cocaína
desde las penínsulas de La Guajira y Paraguaná.
Esta última, en particular, situada apenas a 27
kilómetros de la isla de Aruba, todavía cuenta con una infraestructura que le
permite construir y mantener barcos, usados no solo para transportar turistas,
sino también para sostener el floreciente comercio del contrabando entre Aruba
y tierra firme venezolana.
Otra ruta usada por los barcos cargados de drogas
es el grupo de islas a lo largo del archipiélago caribeño.
Hay 834 kilómetros entre Venezuela y Trinidad y
Tobago, y allí hay una serie de islas que se alinean hasta Cuba, como Granada,
Martinica y San Cristóbal y Nieves.
Luego se llega a las grandes islas, comenzando con
Puerto Rico y La Española, donde se asientan República Dominicana y Haití, y
finalmente se encuentra Jamaica, para luego llegar a la isla más grande del
Caribe, Cuba.
LOS VÍNCULOS DE LA DROGA ENTRE
VENEZUELA Y REPÚBLICA DOMINICANA
Tal vez el más emblemático y reciente escándalo de
la droga venezolana es el de los “narcosobrinos”.
Francisco Flores de Freitas y Efraín Campos
fueron condenados en noviembre de 2016 por un tribunal de Nueva York
por conspirar para traficar 800 kilos de cocaína hacia Estados Unidos.
Ellos son los sobrinos de la primera dama de
Venezuela, Cilia Flores. Fueron detenidos inicialmente en Haití, al lado de
República Dominicana, a donde habían llegado en un avión pilotado por un
miembro de la Guardia Nacional de Venezuela.
Una vez allí, pretendían recibir un anticipo por un
negocio de drogas, que involucraba cocaína supuestamente proporcionada por el
grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC),
que se ha desmovilizado en su gran parte.
La conexión dominicana se verificó gracias
a la redada a una lujosa mansión propiedad de Francisco Flores en un resort
dominicano, donde se extrajeron 127 kilos de cocaína y 10 kilos de heroína de
un yate de 41 metros llamado “THE KINGDOM”, que estaba atracado en sus
inmediaciones.
A finales de 2016 fueron capturados 10
narcotraficantes en un Jet Lear que llegaba a República Dominicana cargado con
450 kilogramos de cocaína.
El avión pertenecía a AEROQUEST, una empresa
propiedad de José Gregorio Vielma Mora,
Gobernador del Estado Venezolano de Táchira, en la frontera con Colombia, y
miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela, actualmente en el Gobierno.
A mediados de 2016, un capitán del ejército
venezolano, Yazenky Antonio Lamas Rondón, también vinculado a la
primera dama Cilia Flores, fue arrestado en Colombia bajo una acusación de
Estados Unidos, imputado de haber llevado a cabo más de un centenar de narco-vuelos
en la última década, muchos de ellos a República Dominicana.
Los aviones eran enviados sin carga desde
México hasta el estado venezolano de Apure, que limita con Colombia; allí eran
recibidos por Lamas, quien los cargaba con cocaína y los enviaba a República Dominicana,
Haití y las Bahamas.
Lamas fue extraditado a Estados Unidos en julio de
2017.
El director de la Interpol en Venezuela, Eliécer
García Torrealba, fue arrestado por autoridades venezolanas y acusado, en abril
de 2016, de organizar el transporte de un cargamento de cocaína a República
Dominicana.
García Torrealba aparentemente usó su cargo para
coordinar la carga y el despegue de un avión desde el aeropuerto de Barquisimeto,
capital del estado de Lara.
5 agentes de policía y 3 guardias de seguridad del
aeropuerto también participaron en la preparación del Cessna para que despegara
con cocaína a bordo.
Los ciudadanos venezolanos Juan Lanz Díaz y Pablo
Cárdenas ,supuestamente financiaron la operación.
Cárdenas también estuvo vinculado a otro cargamento
de 349 kilos de cocaína que fueron incautados en el aeropuerto de La Romana, en
República Dominicana, en marzo de 2016.
En abril de 2015, cuatro miembros de la Guardia
Nacional de Venezuela y un prominente empresario fueron arrestados en
Venezuela en relación con un cargamento de 450 kilos de cocaína en un jet
privado que voló desde el país suramericano a República Dominicana.
Las drogas fueron incautadas por la policía
antidrogas dominicana.
Los cinco pasajeros del jet privado —todos de ciudadanía venezolana— fueron
puestos en custodia en República Dominicana, al igual que cuatro miembros del Ejército
Dominicano, entre quienes se encontraban un capitán y un teniente.
Verny Troncoso, el fiscal principal a cargo de los
casos de narcóticos en la provincia de Santo Domingo, afirma que, desde finales
de octubre de 2016, cada semana los funcionarios capturan a 3 ó 4 venezolanos
que llegan a los aeropuertos del país con drogas, ya sea ingeridas o escondidas
en maletas.
Todos llegan en vuelos directos de ASERCA que
viajan diariamente desde Caracas al aeropuerto de Las Américas en Santo
Domingo.
“Se han
superado todos los récords”, le dijo Troncoso a InSight Crime, señalando
que las autoridades nunca habían detectado mulas venezolanas.
Los venezolanos representan actualmente el 90 por
ciento de las mulas capturadas en República Dominicana, según una fuente de la
Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
En promedio, los venezolanos que transportan drogas
ingeridas llevan un kilo de cocaína, o 5 kilos si la llevan en maletas, señala
la misma fuente.
Durante los interrogatorios, varias de las personas
que trabajaban como mulas le dijeron a Troncoso que fueron llevadas a la
frontera de Venezuela con Colombia para cargar las drogas (bien sea ingeridas o empacadas en su equipaje).
Luego salieron volando del Aeropuerto Internacional
de Caracas.
El viaje por tierra hasta Caracas desde el
Catatumbo en Colombia, donde la coca está en auge, toma más de 10 horas, y se
necesita un tiempo similar desde La Guajira Colombiana —demasiado tiempo para que las mulas se arriesguen a tener las drogas en
sus estómagos—.
Esto podría significar que están abordando vuelos
domésticos en los estados fronterizos de Venezuela —donde no son detectados ni molestados— y haciendo conexiones con el
aeropuerto internacional de República Dominicana a través de Caracas.
Según Troncoso, la operación de las mulas está
dirigida sobre todo por colombianos y dominicanos residentes en Venezuela.
La mayoría de las personas atrapadas como mulas en
el aeropuerto de República Dominicana han dicho que se vieron obligadas a
llevar las drogas debido a la desesperada situación económica en su país,
señala Troncoso.
Dice además que la misma situación se observa en el
creciente número de venezolanos que tripulan las lanchas rápidas cargadas de
drogas. Todos los indicios señalan que entre 3 y 4 de cada 5 lanchas rápidas
que llegan cerca de República Dominicana llevan tripulantes venezolanos.
Es difícil establecer la magnitud de la ruta
marítima entre Venezuela y República Dominicana, pero las entrevistas a
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de Estados Unidos, Reino Unido
y República Dominicana nos han permitido determinar que cada semana llegan a
aguas dominicanas unas 3 lanchas rápidas, llevando entre 700 kilos y una
tonelada de cocaína.
Con base en estas cifras, se podría estimar que
solo la ruta marítima de Venezuela está llevando 9,5 toneladas de cocaína al
mes, ó 115 toneladas al año, a la isla caribeña.
Además de esto, están los contenedores
“contaminados” que pasan por los puertos de República Dominicana.
El vicealmirante Félix Pimental, director de la
DNCD, le dijo a InSight Crime que por lo menos 120 toneladas de cocaína pasan
por la isla cada año, un gran porcentaje de las cuales se dirigen hacia Europa.
Esta es una asombrosa cantidad de drogas, que
equivale a cerca del 15% de la producción anual de cocaína a
nivel mundial.
La cantidad promedio que el crimen organizado
dominicano les cobra a los traficantes por transitar en la isla es de US$1.400
por kilo.
Eso significaría que el crimen organizado
dominicano está ganando más de US$200 millones al año.
Lo más seguro es que la cifra real sea mucho más
alta, ya que en muchos casos los dominicanos son los dueños de los cargamentos
de cocaína y venden cada kilo por más de US$25.000 en Estados Unidos o
US$35.000 en Europa.
También están manejando un flujo significativo de
la heroína y el fentanilo que pasan a través de la isla.
EL FUTURO
Incluso si el presidente Maduro es derrotado en las
próximas elecciones, es poco probable que las condiciones en Venezuela cambien
rápidamente.
Esto significa que la ruta hacia República
Dominicana podría crecer y fortalecerse en el corto plazo.
Si bien autoridades como la Agencia Antidrogas de
Drogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) conocen sobre este flujo de
estupefacientes, hay poco que puedan hacer, ya que no están oficialmente
presentes en Venezuela y no reciben ninguna cooperación de las autoridades
venezolanas.
La actividad de interdicción en el Caribe es
difícil.
Las lanchas rápidas suelen partir al anochecer,
cuando sale el sol se cubren con lonas de color verde azul que las hacen casi
invisibles, y continúan su viaje cuando vuelve a caer la noche.
Cuando se acercan a República Dominicana, se
encuentran con traficantes dominicanos en el mar, quienes transfieren las
cargas.
Las tripulaciones, en su mayoría venezolanas,
regresan al continente suramericano, y el proceso se repite.
Lo más interesante es que la gran mayoría de las
incautaciones de cocaína se realizan en ruta hacia República Dominicana.
Esto significa que, una vez en la isla, el crimen
organizado logra transportar y exportar los cargamentos de droga con relativa
facilidad y seguridad, lo que sugiere que existe corrupción en los altos
niveles de los organismos de seguridad locales, en el organismo nacional
antidrogas y en las autoridades portuarias, incluso quizá con protección
política.
Casi todas las fuentes consultadas están de acuerdo con esto, pero
fueron reacias a declararlo como parte de las entrevistas.
Entre más tiempo permanezca activa esta ruta de
cocaína, más sofisticadas y poderosas se volverán las OTD dominicanas y venezolanas.
República Dominicana no es ya solamente un punto de
trasbordo, sino un lugar donde las mafias internacionales pueden comprar
grandes cantidades de drogas.
Esto significa que República Dominicana se
convertirá en un centro cosmopolita del narcotráfico, con una creciente
presencia criminal venezolana.
Ya hay evidencia de que las OTD locales no se
limitan a las fronteras nacionales, sino que tienen socios de muchos países
diferentes y que pueden modificar sus patrones de tráfico y sus modus operandi
para evitar ser detectadas por las autoridades.
ESTE ARTÍCULO ES PARTE DE UNA INVESTIGACIÓN SOBRE
CRIMEN ORGANIZADO EN VENEZUELA.